Desde hace 25 años nuestra publicación ha estado presente en los eventos donde el colectivo fallero ha participado tradicionalmente. Este año nos sorprendía la decisión tomada por el responsable del gabinete de prensa del Ayuntamiento de Valencia al negarnos la acreditación para cubrir la procesión cívica del 9 d’Octubre, como todos saben último acto oficial de la Fallera Mayor de Valencia y su Corte de Honor.
La negativa llegaba mediante llamada telefónica y aduciendo motivos de seguridad requeridos para dicho acto. Aunque en principio nos molestara la decisión, la cual interpretamos como un desprecio por parte del consistorio, decidimos acatarla sin más. Nuestra sorpresa llegaría cuando, viendo imágenes de la procesión, pudimos comprobar cómo, dentro del famoso cordón de seguridad, en la bajada de la Real Senyera, había no poca cantidad de informadores y fotógrafos, muchos de los cuales no representaban a medio de comunicación alguno, y que campaban a sus anchas.
Ahora sí, la indignación fue tremenda. El caso es más sangrante, ya que parece demostrar cierto tipo de inquina que tiene alguien (o algunos) a nuestra publicación. Ya en las pasadas Fallas se pretendió en algún momento retirarnos el acceso al balcón donde cumplíamos con nuestro cometido informativo, lo que podría significar, como en este caso, negarnos el derecho constitucional que tenemos a la información.
Como se puede comprobar en los 334 números publicados en 25 años, jamás, y digo jamás, hemos hablado de política. En Actualidad Fallera hablamos de Fallas, y eso sí, de los que las gobiernan, subrayando o cuestionando la gestión de quienes desempeñan una labor pública. Y criticando cuando, como es el caso, la gestión no es la correcta. Y ahí le duele.
Al parecer, por lo que se me ha trasladado en ocasiones, y lamentablemente hemos vivido, nuestra línea editorial no es del agrado de los gestores. Y tengo que decir que el rigor, la profesionalidad y el compromiso con la fiesta de las Fallas y con el fallero forman la línea editorial de esta casa. Lo ha sido y lo seguirá siendo.
En nuestra labor está el hacer públicas y criticar las meteduras de pata, evidenciando los baches y el descontento del colectivo fallero cuando la gestión no es de la calidad que debería ser. Aquí no hay tintes políticos, aquí lo único que hay es un color: el fallero.
Nosotros no protagonizamos trifulcas ni empleamos malas artes con nadie, tenemos clara nuestra labor y nadie nos va a apartar de este camino, aunque eso signifique negarnos el derecho a estar donde nos corresponde. Faltaría más.