“Es probable que podamos asistir a unas Fallas como las de septiembre”. Así se expresaba el presidente de la Generalitat en un acto organizado por Las Provincias, todo ello en función de sus previsiones, que no eran otras que a finales de enero “se llegue al pico máximo de contagios de esta explosiva sexta onda epidémica con el punto límite de hospitalizaciones”, lo que podría significar un respiro para todos y especialmente para las Fallas. Eso sí, siguiendo las pautas que el sr. Puig y las autoridades sanitarias recomiendan “debemos tener máxima autoexigencia con la mascarilla, ventilación y distancia y la vacunación, que hay que acelerar”.
Estamos a menos de 45 días para quemar las fallas del 22, y volver al pleno esplendor de la celebración de la semana fallera como antes de la pandemia no parece que tenga demasiadas posibilidades, pero, eso sí, si las previsiones de las autoridades se cumplen, la celebración será un hecho, y más cuando recibimos noticias como el encargo de la fabricación de 4.500 cajas del tro de bac para la macrodespertà del día 27, lo que nos llena de alegría y esperanza, algo que no debe faltar a los falleros.
Tampoco debe faltar la ilusión puesta en tener una semana fallera con una climatología perfecta, que nos permita disfrutar de lo que el otro hándicap nos depare. Y es que, echando mano de archivo, tampoco han sido muchos los años que nos ha salido mal, y todo a pesar de que la época en que se celebran es el final del invierno y el principio de la primavera.
Hay que mantener el esfuerzo y la ilusión en máximos para que este 2022 nos marque el despertar del mal sueño que hemos vivido estos últimos años.
Conocemos ya los proyectos de las distintas secciones y lo que sabíamos se confirma. Será un gran año de Fallas. Pero 2023 se prevé complicado para la continuidad de muchos talleres. Diversas son las voces acreditadas que subrayan los problemas que están por venir, cuando no se viven ya intensamente. Hay dificultades en la continuidad de talleres, huidas de artistas falleros hacia otras parcelas del arte, y declaraciones como las que hacía Alejandro Santaeulalia en nuestra última revista, diciendo que el mundo de las fallas va a ser “una fábrica de muertos financieros”.
Según se desprende de los últimos estudios realizados, se está confirmando la mala situación económica en general, donde el índice de pobreza está subiendo de forma alarmante y cada vez a las familias les cuesta mucho más esfuerzo salir adelante. Ante esta situación, es lógico replantearse muchas cosas, entre ellas lo que pudiera concernir a la fiesta. Mientras el escenario no cambie es necesario amoldarse a la realidad, procurando evitar el dispendio, pero tampoco bajar a los infiernos. Siempre hemos de encontrar soluciones para salir adelante.