Eugenia Puertes, fiel a sus convicciones, tiene por seña de identidad la esencia del vestir tradicional valenciano, sin artificios, acudiendo al legado histórico para seguir la senda de la lealtad a las raíces. Por ello, a continuación, sus responsables nos muestran algunos trazos de su máxima a la hora de confeccionar en base a la tradición.

“Cuando nos vestimos de valenciana y valenciano hay que tener en cuenta que lo que estamos haciendo es recrear la indumentaria que usaban nuestros antepasados en una época determinada, y para ello tenemos que ser fieles a esa indumentaria, ya que si se desvirtúa, estamos desvirtuando también una parte fundamental de nuestro patrimonio cultural, de nuestras raíces, de todo aquello que nos hacen ser un pueblo con una personalidad propia”, declaran Eduardo Puertes e Inmaculada Calap.

“En este momento -afirman- surgen tendencias de moda que nos arrastran, como si de una marea se tratara, hacia un siglo determinado, pero que muchas veces por desconocimiento o por otros intereses cambian nuestra indumentaria sin pensar en las consecuencias”. Hablando del siglo XVIII, se subraya que es “una época muy importante en nuestra economía. Esa preponderancia economía hizo posible el desarrollo de la cultura y, cómo no, la riqueza en aspectos como la indumentaria”.

Como responsables el pasado año de la indumentaria oficial, apuntan que “cuando se confecciona la ropa de nuestras máximas representantes, se tiene que ir siempre a lo más general y evitar las rarezas, hay que ser fiel a lo que gastaron nuestros antepasados y evitar modelos que, aun siendo de la época, o bien no eran los gastados por las clases populares o bien no son de nuestra geografía. Fruto de ese principio, el año pasado se confeccionaron los trajes del XVIII con los principios más fundamentales: eran reproducciones de la época, modelos antiguos y de uso extendido, sin artificios, sin utilizar en su confección los avances en patronaje o inventos, como la cremallera, que evidentemente no existían cuando se gastaban dicha indumentaria”.

“Otros aspectos tener en cuenta son el largo del guardapiés y el largo del delantal y la colocación del ‘mocador de pit’. Tenemos que conocer la moral, la moda, la religión o cualquier otro factor que condicionara en esa época, y pasar de lo que se está denominando ‘traje a l’antiga’, que nadie nos sabe definir, ya que visten del siglo XVIII. No hay novedades, pues en la indumentaria tradicional no se puede inventar. Hay que reproducir, reproducir e investigar, y en Eugenia Puertes es lo que hacemos desde el año 1984”, concluyen.

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