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Ni que decir la satisfacción del público que acudió a presenciar dicho espectáculo y que colapsó el centro de la ciudad hasta bien entrada la madrugada. Verdaderos ríos de personas que una vez finalizado el disparo fue dispersándose por la ciudad, pero que para ello fue necesario más de dos horas, tras las cuales la circulación de vehículos pudo verse con cierta fluidez.

 

 

 

 

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Pocos contratiempos en esta penúltima noche de fiesta en la que tan solo se puede destacar los continuos bombardeos de petardos disparados por jóvenes que nada tienen que ver con las comisiones falleras y que son los que provocan los leves accidentes de quemaduras por disparos de estos artefactos y que en esta noche, entre unas cosas y otras, llegaron al centenar de casos atendidos por los servicios sanitarios; algo que si debería controlarse a nivel de ventas, sobre todo los más potentes que suelen resultar bastante peligrosos en manos de jóvenes, y menos jóvenes, totalmente inconscientes.

Fotos: Juanvi Ramírez -JCF