El Palau de la Música de Valencia volvía a ser ayer el lugar en el que las Fallas rinden pleitesía y homenaje de admiración a la máxima representación de la fiesta. La sala de conciertos se convertía de nuevo en salón preferente para que la Fallera Mayor de Valencia y su Corte de Honor recibieran los símbolos que acreditan su cargo, así como el aplauso de las que, desde el patio de butacas, sueñan que, quizá, el año que viene, podrían compartir ese destino soñado.
Madreperla fue el color elegido por María Estela para su espolín oficial. El tejido elaborado por la firma Vives y María presentaba un color de fondo blanco, tono atemporal, elegante, con infinidad de matices, que, junto con la combinación de colores suaves y empolvados para sus diferentes motivos florales, así como el metal oro volteado crema como principal elemento ornamental, consiguen una tela repleta de luz y armonía. Para esta ocasión, además del equipo de diseño de Vives y Marí, se contó con la colaboración y gusto personal de la Fallera Mayor de Valencia.
Tanto la Fallera Mayor como la Corte de Honor lucieron sus primeros trajes oficiales, confeccionados por La Joia, los de la corte confeccionados con el estrecho de seda Corona de Compañía Valenciana de la Seda. Las manteletas de Hijas de Carmen Esteve, las puntillas de Santos Textil, los cancanes y enaguas de Margarita Vercher, los aderezos de Art Antic, las peinetas de Alan Indumentaria, la posticería de Realce, las medias de Elvira Bella y los zapatos de Solepiel completaron el conjunto artesano que lucieron las máximas representantes.
En el Palau esperaban Marina García Arribas y su Corte de Honor luciendo sus segundos trajes oficiales. Marina lució el traje confeccionado por A l’Antiga con una tela de Vives y Marí, de nombra Arribas, en tonalidad verde agua. Su Corte llevó el segundo traje con el dibujo Luma de Vives y Marí. Y todas ellas con manteletas de Artesanía Viana, puntillas de Santos Textil, cancanes de MA-VI-MAR, aderezos de Art Antic, peinetas de Alan Indumentaria, posticería de Realce, medias de Elvira Bella y zapatos de Solepiel.
A su llegada al Palau, María Estela fue recibida por la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, que se estrenaba en estas lides, asistiendo a su primera exaltación como primera edil de la ciudad de Valencia. Y junto a la Fallera Mayor, también arribaba la mantenedora del acto, la influencer Marta Lozano, y el presidente de la Junta Central Fallera, Santiago Ballester.
Para la primera parte de la velada, se eligió un espectáculo encabezado por el cantante y actor Daniel Diges, quien, junto a la orquesta sinfónica de La Estación, conducida por Borja Arias, presentaron un show musical, Cineman Sinfónic, donde se efectuó un repaso por canciones emblemáticas de las bandas sonoras del cine, todo ello dirigido por Gabriel Olivares.
En líneas generales, el espectáculo entretuvo, que es lo que se pretende, siendo básicos, que haga esta primera parte de la noche, aunque su duración lastró el resto del timing de la noche y los interludios comentados restaron solemnidad a la propuesta.
Con la voz de Rafa Martí Monforte y los compases de ‘El Fallero’ de José Serrano, interpretado por la Banda Municipal de Valencia, comenzaba el ritual que avisa a la Valencia fallera de que la fiesta es una realidad y se acerca a velocidad de crucero.
A continuación, la melodía de Grau Vergara anunciaba el avance de las componentes de la Corte de Honor por el patio de butacas hasta el escenario, donde Santiago Ballester imponía una a una la banda elaborada por Artesanía Bordada y la joya, símbolos inequívocos del cargo. Era la gran noche de Natalia Palomero Andreu, Beatriz Prieto López, Lucía Pastor Ramos, Celia Fuster Pallarés, Jessica Ojeda Vázquez de Agredos, Nuria Solaz Jiménez, Ana Miralles Coloma, Carla Olmos Llovera, Lucía Hernández Carabal, Marta Teresa Chapa Herrero, Carmen Mollá Boscá y Lucía Santarrufina Terrasa. La encargada de llevar las bandas fue Sara Sancho, niña que compartió reinado con María Estela el pasado año en su comisión.
Y llegaba el instante más esperado de la noche. María Estela Arlandis avanzaba por el patio de butacas custodiada por la alcaldesa de Valencia y los maceros de la ciudad, llegando a escena, saludando y viviendo aquello para lo que pocas están destinadas, solo aquellas que tienen el honor de ser elegidas representación inequívoca de la mejor fiesta del mundo.
Otro retorno fue el de las canastillas, que volvieron a desfilar hacia el escenario. Se prometió más agilidad y, por decirlo de alguna forma, fue la única que puede tener este instante, habida cuenta de que han de desfilar 25 instituciones. Mejor dicho, fueron 24, ya que no apareció la canastilla floral del Valencia CF.
Fue en este segmento cuando acudieron a felicitar a María Estela las reinas de las fiestas hermanas: la Reina de las Fiestas de Castellón, Lourdes Climent Moreno, y la Bellea del Fòc d’Alacant, Belén Mora Rosado.
Gran interés había en comprobar cómo desempeñaba el papel de mantenedora de la exaltación la influencer valenciana Marta Lozano. Con 28 años, es una de las influencers españolas de mayor repercusión internacional.
Lozano comenzó su discurso en valenciano, agradeciendo el nombramiento y destacando el honor que le suponía, para pasar al español y concluir con este idioma el discurso, que resultó breve en su conjunto y que siguió escrupulosamente ese guion no escrito de ‘un poco de mí, un poco de fallas, un poco de ella, un poco de ellas y un final con frase’. Un discurso que podríamos comparar con una publicación en Stories: efímero.
Siendo la moda su pasión, habló de uno de los ingredientes «más hipnóticos, coloridos, y fascinantes», la indumentaria. «La orfebrería, la seda valenciana, los encajes, las manteletas… piezas que han trascendido los límites de la fiesta, como un recurso efectivo en creaciones de grandes diseñadores como Margiela, Reem Acra o mi querido amigo, el modista, Lorenzo Caprile».
«Me reitero en lo que ya os dije, en lo que es mi gran suerte: yo siempre seré vuestra mantenedora y vosotras mi Corte y mi Fallera Mayor», finalizó.
Con la interpretación de los himnos, el de Valencia a cargo del tenor Juan Ledesma, y el disparo de un espectáculo pirotécnico a cargo de Pirotecnia Tomás de Benicarló concluyó la noche más bonita de María Estela y su Corte de Honor.