Desde aquel triste momento, muchas han sido las peripecias vividas a referencia del citado inmueble. Su restauración ha quedado en el olvido y su estado ha ido deteriorándose. Desde hace ya unos años, se obró una valla rodeando el recinto en su parte frontal, para evitar los accesos no deseados. Este muro ha ido cediendo por motivos desconocidos, convirtiendo el local en un incontrolado vertedero, donde escombros, basuras, y un fácil acceso, hacen de este antiguo enclave fallero, todo una provocación para aquellos amigos de la gamberrada fácil, por no hablar del peligro que corre cualquiera persona que acceda al recinto, vistas el estado en que se encuentran las uralitas, con su correspondiente amianto, y que de forma continuada han ido cayendo y pueden seguir haciéndolo.
No es la primera vez que desde nuestra publicación denunciamos el continuo abandono del enclave fallero y sólo el parcheo periódico han evitado males mayores. En esta ocasión tenemos constancia de la preocupación desde el Gremio Artesano de Artistas Falleros, quienes nos corroboran que han intentado llegar a una solución con el propietario del taller, así como desde hace más de un año tiene constancia de ello el Ayuntamiento de la ciudad. Urge una solución inmediata que pueda evitar males mayores, no teniendo que arrepentirnos cuando el daño sea irreparable.