Empezamos a estar saturados de todos aquellos comentarios que de forma gratuita, y sin base alguna, hablan del mal supuesto “flaco favor que se le está haciendo a la fiesta”. Y es que, desgraciadamente, las mentes no llegan más allá, se erigen en protagonistas de cruzadas que confunden y que no tienen sentido.
El maltratado comunicado de los jurados ha encendido la polémica entre estos cruzados, dándole una importancia que no tiene y obviando la paja que contiene. Poca o nula supervisión ha debido tener cuando, tras explicaciones que a nadie coherente interesan, pocos medios se han hecho eco del mismo.
La interpretación muy particular de unas columnas, con mayor o menor acierto, han “encendido” a unos cuantos que se han sentido ofendidos. Y es que, en este caso y mil más, el refrán español “Hay quien ve una paja en el ojo ajeno y no ve una viga en el suyo”, define perfectamente la realidad. Molestan las críticas, pero sólo las que nos conciernen, con el agravante de que, en la mayoría de las ocasiones, no se sabe leer lo que se dice o se quiere decir.
Desde que algunos ejemplos de periodismo ciudadano están entorpeciendo al profesional de los medios de comunicación, la verdad es que se nos aboca a una realidad desvirtuada con una completa falta de respeto. Es habitual la “llamada de atención” en protesta por no asistir a un evento organizado, cuando no existe ninguna obligación si no tiene el adecuado interés dentro del criterio del medio, y sobre todo cuando ese mismo organizador te obvia en ocasiones importantes y le ofrece la exclusiva a otro compañero. En todo caso, siempre será el criterio del periodista quien determine la importancia o no, y por ende la asistencia.
La verdadera lacra de la fiesta no está en estos asuntos triviales, ni en que ese periodismo ciudadano de blogs y redes sociales se abra paso con el arma arrojadiza del desprecio o la descalificación, porque bastante hemos tenido ya. El flaco favor a la fiesta se hace desde otros orígenes y desde nosotros mismos, los falleros, que no somos capaces de poner freno a tanta traba y a tanto desprecio. Si queremos que nuestra fiesta goce de esos beneficios que merece, hagamos lo indecible para que se nos escuche, sin poner límites, sólo los legales, claro, a los hechos para la reivindicación. Lo demás son pequeñeces y a los “listillos” que juegan con los hechos, que se vean relegados al ostracismo.
Hay mucho por hacer, lo sabemos todos, pero nada se resuelve con ideas que se quedan en los cajones o nuevas asociaciones que no tengan metas para resolver estos problemas. Ayudan, pero no resuelven.
Los que de verdad representan al colectivo fallero han de mover ficha, pero no con comunicados que se suelen archivar en sentido vertical. Hay que pasar a la acción y mostrar el poder del colectivo con esas presiones a las que hacía alusión. Pronto llegan nuevas elecciones, es el momento propicio para mostrarnos tal como somos, para reivindicar ese sueño de llegar a ser Patrimonio de la Humanidad y que los de arriba dejen de compararnos con las fiestas del Botillo.
Blog Fallero de las Fallas de Valencia
¿Quién daña a la fiesta?
- Braulio Torralba
- La editorial