Después de lo que estamos viendo en estos últimos meses, la incertidumbre que se dibuja en el panorama político es bastante notable. Las aguas de este torrente bajan revueltas y eso hace que quien más quien menos no lo tenga demasiado claro. Las diferencias entre las distintas tendencias políticas no son tan notables como siempre, por lo que el desasosiego es latente en todas ellas.
A pesar de que en las municipales no exista tanta competencia, en las autonómicas deducimos que sí que van a dar mucho que hablar. En pocos meses saldremos de dudas, puesto que el panorama podría cambiar sustancialmente y con ello muchas cosas que podrían afectar a los falleros y su fiesta.
No vamos a elucubrar mucho sobre ello, porque no somos expertos en estas cuestiones, pero con lo que oímos y lo que deducimos, la que se avecina puede ser importante y preocupante.
El martes 27 enero asistíamos a la presentación del libro del 75 aniversario de Junta Central Fallera y la verdad es que nos quedamos un tanto helados. No llegamos a entender tanta premura, tanta frialdad, e incluso caras que no reflejaban la importancia que el acto hubiera debido tener y sí más bien la contrariedad.
Frialdad y prisas por terminar. Ni una sola palabra por parte de algún miembro de Junta, alguna explicación de los contenidos ni un detalle relevante que nos diera imagen de lo que se había fraguado durante estos últimos meses. Agradecimientos por parte de nuestra alcaldesa a algunos de los que habían colaborado en la obra y nada que resaltar de la presencia de expresidentes o miembros que han pertenecido a la directiva en los últimos años. Diez minutos de discurso y todos a tomar una copa al Salón de Cristal. Menos mal que los fotógrafos pidieron el posado de los que fueron en su día presidentes, porque todo el mundo pasaba del tema. Y es que no sé si fue debido a lo que contábamos al principio, pero el ambiente que se respiraba no era de lo más acogedor. Eso es al menos lo que percibimos.
Pasando a otros temas concretos relacionados con la fiesta en sí, hemos de lamentar que a día de hoy el tema de los derechos de los bocetos y el Gremio no esté totalmente aclarado. Suponemos que el hecho de que la Especial y la Primera hayan ido por su cuenta exigiendo a sus artistas la cesión de esos derechos no habrá satisfecho al Gremio.
No quisiera olvidarme de esa histórica decisión de colaborar con obsequios de alimentos no perecederos en la recogida de entradas para las Exaltaciones, lo que en términos generales se ha considerado como una buena iniciativa. Lo que ya no ha gustado tanto es que se haya obviado en esta idea al presidente de una comisión, Sevilla-Denia, que fue quien propuso la iniciativa. Al César lo que es del César.
Y por último, resaltar el inmovilismo que sufre el colectivo. Nada de cambios, nada de experimentos, todo igual año tras año. De nada sirvió el esfuerzo de Santa María Micaela-Martín el Humano por intentar dar una vuelta de tuerca. Que cada uno siga haciendo de su capa un sayo. Pero eso sí, que nadie intente insinuar que los falleros hacemos las cosas mal. Y digo yo que algo sí que hubiera sido interesante modificar. Deberemos empezar a atrevernos con ciertas cosas.