Cuanto más se piensan las cosas, menos razones encuentras para esa persecución desmadrada que se ha hecho en las personas de Jesús Hernández Motes y Pedro Pons. Y es que aquí, quien más quien menos, hace de su capa un sayo, amparándose en su status político privilegiado, para acciones que no van más allá de una simple anécdota.
En esta ocasión, y van…, los presidentes de las distintas agrupaciones, conociendo los sentimientos e implicación con el colectivo fallero de estas dos personas que se ha tratado de implicar en asuntos personales, lo han tenido claro desde un principio. Con 17 votos a favor, uno en contra y tres en blanco, han dejado muy claro al Sr. Ribó, a la Sra. Gómez y al Sr. Fuset que no estaban nada de acuerdo con las declaraciones y peticiones que han exteriorizado en los medios de comunicación.
Y es que no es de recibo que personas ‘ajenas’ al colectivo, que parecen no conocer la idiosincrasia de fallero, tengan a bien expresar semejantes insinuaciones. Y se lo han dejado clarito, no quieren intromisiones ni aseveraciones que no vengan de los propios miembros de las comisiones falleras.
Sin entrar en valoraciones de actos de nadie en el pasado, porque cada uno es libre de pensar y actuar como considere, personalmente creo que alguno no estaba moralmente autorizado para la crítica y menos para imponer criterios a los falleros. No, no es de recibo y así se lo han hecho ver los presidentes, lo mismo que lo hicieron en otras ocasiones con reprobaciones y enfrentamientos de ideas.
Para dirigir un colectivo como son las Fallas hace falta, como mínimo, un poco de afecto a las mismas, y sobre todo, muchas ganas de potenciarlas siempre bajo el criterio de quienes son los verdaderos dueños y señores, oséase, los que ‘los ponen’ para que cada año las fallas estén presentes en nuestra ciudad y en el resto de poblaciones de la provincia, así como en muchas más de la Comunidad Valenciana.
No quisiera incidir en que nuestra fiesta es contributiva y que deja muchos millones de euros de impuestos. Tampoco quisiera hacer alusión a la riqueza que crea con puestos de trabajo, además de otros aspectos a considerar, pero es que me lo ponen a huevo. Basta ya de zancadillas. Basta ya de intromisiones y céntrense en el apoyo, porque esas subvenciones que se perciben son solamente un grano de arena en los presupuestos generales del colectivo. Analicen ustedes las cantidades que ofrecen muchos ayuntamientos a sus fiestas mayores y verán como los porcentajes que resultan son muy superiores a los que se dan en la ciudad de Valencia.
A pesar de lo que puedan pensar algunos, soy demócrata y me gusta respetar, porque cada uno está donde las urnas le han situado. De lo que soy partidario es de que cuando alguien se responsabiliza de la gestión de cualquier ámbito, en este caso una fiesta autónoma, ha de respetar los criterios fundamentales de la misma y trabajar para consensuar las mejoras, y no de entrar como elefante por cacharrería.