Cierto es que en todos sitios ‘cuecen habas’, que cada maestrillo tiene su librillo, que cada cual hace de su capa un sayo y que todos han venido arrimando el ascua a su sardina, pero, lo que también es cierto es que lo que estamos viviendo se sale de madre, no tiene razón de ser, ni perdón de Dios, o de los hombres.
Aquí no puede valer todo, aquí no deben prevalecer criterios fuera de contexto que nos están llevando a situaciones insostenible con graves perjuicios y consecuencias para personas honradas que detrás de sí cuentan con mujer e hijos en edad escolar. No, por nada del mundo.
Lo que sucedió el pasado mes de julio no tiene parangón. Las agresiones a Jesús Hernández Motes, presidente de la Interagrupación, mediante cobardes anónimos, las amenazas y los hechos vandálicos, causando destrozos a su propiedad, no se pueden consentir.
Contamos con un colectivo que supera los 100.000 miembros, lo que supone un apoyo importante entre los mismos, que no está funcionando en el aspecto de defender lo suyo y a los suyos.
No me sirven los apoyos a los perjudicados mediante mensajes o críticas en redes sociales. No sirven los lamentos de unos y otros, como tampoco la leve reacción contra los desalmados por parte de quien dirige el colectivo y desde el propio Consistorio. Aquí de lo que se trata es de defender y apoyar lo nuestro y nuestra gente, no de lamentar y olvidar.
Y se veía venir. Desde el 9 de octubre los ataques a Jesús Hernández Motes han sido constantes en redes sociales por parte de desaprensivos que aprovechan la coyuntura.
Por si esto fuera poco, el incidente ocurrido el día de convivencia, donde el concejal se comportó indebidamente en las formas que corresponden al cargo que ostenta, añadió más leña al fuego.
El colectivo fallero es algo más que creencias e ideas políticas. La fiesta de las Fallas cuenta con un arraigo como pocos y además es una de las celebraciones populares más importantes del mundo, por lo que no se puede doblegar a la primera, y menos ante estos sospechosos ataques. La justicia está para algo, pero el colectivo debe reaccionar, eso sí, pacíficamente, exigiendo dureza y reacciones desde el órgano que los dirige y su directiva.
Y llegaron las vacaciones
Dadas las fechas en las que nos encontramos, no puede faltar un deseo para que esta época vacacional sirva para la reflexión y el descanso. Disfrutemos estos merecidos días de asueto, porque septiembre y la vuelta al trabajo están al llegar. Felices vacaciones.