Mucha tranquilidad se advierte en el ámbito fallero, nadie mueve un dedo y todo transcurre con mucha calma. Lo que no se puede deducir es si esto es bueno o menos bueno.
Las fechas que se adivinan en lontananza a buen seguro que tienen mucho que ver en este impasse que nos lleva a elecciones y donde, parece ser, la prudencia se requiere contra las posibles sinrazones a las que estamos habituados.
Silencio y prudencia, dos hechos aliados que sería conveniente que se vinieran utilizando con más frecuencia, lo que nos evitaría algunos contratiempos que muchos no desean. Qué les voy a contar que ustedes no sepan.
Después de tantos frentes abiertos, después de tantas rectificaciones, después de tantas decisiones en contra de las pretensiones de los falleros, bueno sería que ese silencio al que aludimos tenga un motivo relacionado con el camino a la concordia y el entendimiento. Eso sería magnífico, pero no echamos las campanas al vuelo porque podríamos equivocarnos.
Mientras que la mentalidad puesta en funcionamiento hasta el momento no cambie (algo complicado visto lo visto), y la presidencia no entienda los verdaderos problemas de la fiesta, difícilmente esto tendrá remedio. No podemos admitir esos recortes en apoyos económicos a comisiones falleras y que se dilapiden dineros en cosas banales que, incluso, llegan a irritar al colectivo, como la famosa encuesta fallera y el análisis de la perspectiva de género que se llevaron algo más de 34.000 euros en conjunto.
Según afirma la oposición, son más de 350.000 euros en tres años de recortes. También estarían esos 100.000 destinados a mejoras de casales, de los cuales la mitad no se han concedido por diferentes motivos que no se conocen.
‘Pequeñeces’ que son del agrado de quienes dirigen el cotarro y que necesitan continuamente de la ampliación del presupuesto destinado.
En definitiva, y para concluir con lo expuesto, si el silencio sirve para reflexionar, bienvenido sea.
En otro orden de cosas, tenemos que hablar de la gran novedad que siempre trae el mes de septiembre, y que no es otra que los nombres de las 26 candidatas que optan finalmente a ser las Falleras Mayores de Valencia de este ejercicio.
Las elegidas pasaron durante varios días por las entrevistas y pruebas de los jurados. Si esto ha servido para elegir las mejores, bendito sea el sacrificio. Como siempre, muchas quedaron atrás en este largo camino, pero hay que aceptar las reglas y conformarse. Mi reconocimiento a todas las que no han llegado, y mi felicitación a aquellas a las que la fortuna les sonrió y a estas horas ya son protagonistas del año 2019.