Después de muchos días de incertidumbre, donde la convivencia fallera se ha limitado al domicilio particular, donde la comunicación entre miembros del colectivo ha estado ciñéndose a lo telemático, donde las redes sociales han sido y son portadoras de todo tipo de cuestiones, unas más acertadas que otras, donde las ideas muchas veces llevan un interés particularísimo que poco ayuda a la realidad, era la hora de ir tomando posicionamientos claros que nos lleven a la continuidad y sostenibilidad de la fiesta fallera por el simple hecho de que las Fallas no deben caer.
El presente número de la revista hemos querido que sea un homenaje a todos los afectados por este envenenado y mortal virus; un virus que se ha llevado la vida de familiares y amigos. Un tributo en toda regla que venga a darnos ánimo para seguir adelante y no permitir que la tragedia pueda con nosotros y destroce nuestras ilusiones.
Nos encontramos en unas fechas muy avanzadas cara al ejercicio 2021 y era necesario reaccionar. La resolución ha llegado concluyendo el ejercicio 2020 definitivamente, y es hora de pensar en lo que viene. Nuestra fiesta y su tejido productivo lleva consigo una tremenda carga económica, genera empleo, mueve el dinero, ilusiona a millones de personas y fomenta la cultura.
A partir de este momento la preocupación ha de estar centrada en paliar de una forma muy concreta los problemas de esos sectores que son intrínsecos a la fiesta. La crisis económica que se nos viene encima ha de mover las entrañas de nuestros estamentos oficiales dando soluciones muy concretas y lo más amplias posibles. Es hora de pensar en el estudio pormenorizado de cada una de las situaciones y adoptar medidas inmediatas que devuelvan la ilusión a empresas, autónomos y comisiones. Pero también puede ser un buen momento para replantearse la Fiesta. Estas circunstancias nos pueden llevar a la idoneidad para celebrar ese Congreso Fallero y poner en solfa la realidad del ejercicio, actualizar el Reglamento y analizar algunas cuestiones más.
Estamos cansados de comentar los beneficios económicos que las Fallas reportan a las arcas municipales, autonómicas y nacionales, de la cantidad de infraestructuras que se dotan con esos impuestos derivados de la fiesta. Es hora de que alguien apriete el botón para que se ponga de nuevo en marcha esta maquinaria con tantos años de historia.
Por todo ello, las ideas y ‘promesas’ que estamos percibiendo, han de convertirse en realidad para el despegue. Hemos de tener claro que esto será una realidad y así poder centrarnos en el trabajo que hay por realizar.
Cierto es que también existen otras inquietudes que, aunque se vean en segundo plano, siguen siendo muy importantes de aclarar. Lo de la repetición de falleras mayores tanto en comisiones como las que representan oficialmente a la fiesta habría que tratarlo con mucha delicadeza, puesto que ello conlleva la no celebración de muchos actos que aportan beneficios a las empresas vinculadas, lo que se puede transformar en cierres y despidos. No quiero decir que esté en contra; solamente invito al análisis.
Es muy triste ver como los cimientos económicos de la fiesta se tambalean, como indumentaristas, artesanos, artistas falleros, pirotécnicos, personas y empresas vinculadas a la producción esperan con ansiedad soluciones.
Es muy triste pensar que los censos de las diferentes comisiones pueden bajar de manera drástica por el hecho de no poder asumir los gastos que conlleva la cuota, lo que ha de llevar a las directivas a encontrar soluciones a corto plazo.
Por todo ello es necesaria esa solución que se promete. Estamos cansados de comentar los beneficios económicos que las Fallas reportan a las arcas municipales, autonómicas y nacionales, de la cantidad de infraestructuras que se dotan con esos impuestos derivados de la fiesta. Es hora de que alguien apriete el botón para que se ponga de nuevo en marcha esta maquinaria con tantos años de historia.
Ánimo, amigos falleros, profesionales y empresas implicadas. No debemos dejar las cosas para mañana. Hay que pisar el acelerador y exigir los apoyos necesarios para seguir adelante. Nos lo merecemos.
¡Vixquen les Falles!