Nunca fui partidario de ser incluido en ningún jurado, sobre todo después de serlo de Corte de Honor de FMI de Valencia y experimentar esa sensación que te queda después de observar la frustración en los rostros de aquellas niñas que quedaron atrás.
Año tras año, después de casi 30, vengo observando el comportamiento de aquellas comisiones falleras que se quedan a las puertas del cetro principal, el palet con el 1, y de que la tónica general sea la frustración total y el rechazo hacia esas siete personas que componen el jurado, incluyendo, a veces, improperios, y algo más, hacia quien consideran "culpable" directo del hecho en sí.
Por eso no entiendo bien ese afán de pertenecer a ese tribunal que juzga un trabajo tan importante y complejo. Y no lo entiendo porque es imposible que una persona de a pie, por muy fallero que se considere y por muchos años que lleve en este meollo, por regla general, no conoce a fondo los diferentes valores que conforman un monumento, que es arte puro, por muy efímero que resulte.
Son tantos los matices a juzgar y tantas las obras a comparar que es necesaria una gran preparación y una capacidad impresionante para poder ser ecuánime.
Podría llegar a imaginar que para alguno de esos miembros que no contará con esa preparación, no debiera ser de vital importancia el resultado y que esas décimas no concedidas o excesivas, perjudicaran o beneficiaran innecesariamente aquellos que han trabajado y esforzado durante todo un año.
Esfuerzo, cariño, dinero, responsabilidad y muchas más cosas son las que esas directivas, esos falleros, han invertido como para que después alguien sin esa comentada preparación venga a frustrar sus sueños.
Por eso sigo sin entender que no se haya puesto remedio a esta situación, que alguien o “alguienes” no hayan pensado en una solución definitiva.
El papel de Junta es difícil al tener que buscar personas para tanto jurado como se necesita, consecuencia esta de abarcar tantos frentes.
Pero lo que sí habría que diferenciar son las distintas "competiciones" organizadas por Junta, y por otra lo de juzgar esas obras de arte que necesitan de grandes inversiones y mucha responsabilidad.
Y no me digan que el seguir contando con los que lo llevan haciendo años es la solución, porque, entre otras cosas, los cambios naturales y el avance de las técnicas utilizadas son una constante y para juzgarlo es necesario tener también la preparación aludida.
Esta es mi opinión, mis excusas si no fuera la adecuada.