Hablaba el otro día de lo no muy divino y sí bastante humano con un amigo de esos que te reconfortan el alma cuando estás con ellos. Y hablábamos de nuestros gustos coincidentes en esto y aquello, siempre con las fiestas como sustrato donde hacer las pruebas empíricas de lo afirmado.
Todo comenzó cuando comentamos, no sin cierto asombro, el “affaire” morocristiano del cartel de la Entrada del 9 d’Octubre. Y claro, el estupor que compartíamos era el mismo, porque se había hablado de todo, pero muchos con una opinión coincidente no se atrevían a manifestarla a las claras. Que si te puede gustar más o menos, que si las barras, que si las estrellas, que si el cartel es el que es. Respeto por el trabajo y por la decisión del jurado.
Vamos a ver. Cuando dan los premios de Especial, al día siguiente en la plaza de San Agustín se vive lo más parecido a “La matanza de Texas”, al rico raje y tu falla no me gusta. Los críticos de ópera martirizan a cualquiera que no haya estado a la altura que ellos creen que debería haber tenido. El trabajo del equipo de “After Earth” es encomiable, pero la película no deja de ser un pestiño. ¿Por qué a muchos les daba nosequé decir que el cartel les parecía feo? Los que así lo opinaban eran muchos, y no tenía nada que ver con las barras rojas y amarillas. De verdad, es que no era adecuado para vender la imagen de una fiesta emergente y con fuerza como es la de los Moros y Cristianos en la ciudad de Valencia.
El arte del cartel anunciador se está diluyendo. ¿Cuántas veces carteles ganadores de los concursos se quedan como meros adornos y se encargan imágenes más adecuadas a estudios de diseño y artistas contrastados? Innumerables.
Lo anodino del cartel afecta desde hace tiempo al de Fallas. Aquí viene otra observación para no herir susceptibilidades. El trabajo es encomiable, no hay nadie que lo niegue, pero hablo de lo adecuado del mismo para la fiesta. Desde hace años el cartel de Fallas me da la sensación que es el mismo que va cambiando de colores, o ni eso. Las tonalidades son casi siempre coincidentes. ¿Y qué es lo que se vende? Aquí nos metemos en un pantano y nos llega el lodo a la rodilla. ¿Se vende la fiesta o se vende el icono? Ya respondo a esa cuestión, y digo que el icono. Si hasta el cartel del año pasado era una composición en la que había tres peinetas en el centro. La figura de la mujer en la fiesta es la protagonista absoluta del cartel en los últimos años, y no es que no deba serlo, lo ha sido en la historia del cartel, pero entre otras cosas también importantes y con especial protagonismo para lo que hace a nuestra fiesta única: la falla. ¿Cuántos carteles de Fallas nos venden fallas? Ni respondo a esto.
Las tendencias las creamos nosotros mismos, y lo que se elige un año se intenta reeditar al siguiente.
Pienso en el cartel de Fallas y me acuerdo de Vicente Lorenzo, Rafael Raga, Rafael Contreras, Domenec Morera... y me quedo en la memoria con Segrelles. ¿Qué pensaría mientras hacía el primer cartel? Es evidente que él sí que pensaba en las Fallas.
Blog Fallero de las Fallas de Valencia
Lo importante del cartel no es el cartel
- M. Andrés Zarapico
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