¿Lado oscuro o reverso tenebroso? Servidor, como fan fervoroso de los antiguos, siempre le ha gustado decir aquello del reverso tenebroso de la Fuerza. Además de que queda más dramático, me evita segundas intenciones sobre pasar “a lo oscuro”, que en nuestro roman palandino tiene más connotaciones lúbricas que galácticas.
Es fácil caer en el reverso tenebroso. La ira lleva al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al reverso tenebroso.
Desde hace un par de meses la intensidad de las relaciones entre el edil de Cultura Festiva y diversos agentes festivos es, digámoslo así, contundente. Y el nivel sube, y sube, y sube.
Pere Fuset dice hasta la saciedad “se está escuchando como nunca se ha hecho”. Es uno de sus mantras. El otro es la participación. Hacer de la fiesta algo más participativo. En la otra parte están los falleros que le hablan y le dicen que sí, pero que no. Que ellos no lo ven así. Y él erre que erre. “Don erre que erre” era una entrañable película de Paco Martínez Soria. Pues erre que erre, que se habla, se dialoga, se consensua y tal y cual.
Politizar la fiesta. Veamos el término porque la cosa tiene su enjundia. Fuset señala a la politización de la fiesta desde la Interagrupación de Fallas de Valencia, un organismo que está compuesto por presidentes de agrupación, votados por las fallas, que a su vez eligen al presidente de todos. Fallas que eligen a falleros. Falleros que se reúnen, toman decisiones y articulan propuestas, sugerencias y acciones. Falleros que son representantes de los falleros. Serán de izquierdas, de derechas o de centro, pero en este lugar y por encima de todo, falleros. ¿O es que quien manda políticamente de la fiesta podría llegar a pensar que la Interagrupación es un arma política en manos de sus contrincantes? Pregunto.
Las Asambleas de Presidentes. Soberanas y foro de los presidentes, donde hablan y se manifiestan. Y llevamos unas cuantas sesiones de órdago. En las legislaturas anteriores habíamos tenido oportunidad de ver momentos tensos, pero lo que llevamos de momento es inaudito. Pocas flores, casi ninguna, que es lo habitual en este punto de encuentro, y mucho vitriolo. Cuando las quejas se hacen comunitarias, cuando lo están diciendo, lo están expresando, están dando el qué y el cómo, pero no se escucha y se piensa más en política que en idiosincrasia fallera, si todo se remite a la politización y que es un arma en manos del enemigo político... entonces empezamos a caer en el reverso tenebroso.
El cargo público lleva un gran peso que pasa factura a la larga, y que consta de un enroque total en las decisiones tomadas, y en pensar que todos están en tu contra. Pensar que todos son malos. Que hay una caza de brujas. Y que todo es política. Tampoco soy un bobalicón, oiga, y sé que puntadas políticas puede haber. Pero me pierde la vena fallera, y hablo con falleros, con todos, no sólo con los que piensan como yo. Y la cosa no está fina.
Un amigo me decía el otro día que con tanta polémica no estamos hablando de fallas, de propuestas, de mejorar de verdad. Y tiene toda la razón.
Cuidado con el reverso tenebroso, porque caer en él es fácil. Salir es difícil. Tal vez imposible.