Hubo un día del mes de julio en el que el concejal Fuset pidió una pizza. Cuando llegó, la caja de la pizza llevaba escrita una frase: “Grande Pere Fuset”. Se ve que el pizzero era muy fan. ¿Que cómo sé esto? Pues porque lo publicó en las redes sociales. De hecho me da la sensación de que Fuset vive 24 horas en las redes sociales. Se mueve como pez en el agua, todo sea dicho de paso. Hace directos de Instagram, tuitea compulsivamente y habla en Facebook. Pues eso, que Fuset recibe pizzas a domicilio con dedicatoria.
Y ustedes dirán, ¿a mí todo esto qué me importa? Pues algo tendremos que hacer, por ejemplo asambleas por Twitter o Facebook o Instagram, porque allí sí que está Fuset. En la Asamblea no.
El concejal se ha borrado de las Asambleas de Presidentes. ¿Por qué? En la página web de Compromís per València encontré esta explicación: “Pere Fuset ha anunciado dos medidas que redundarán “en la máxima despolitización posible del mundo fallero”. Por un lado, desde el consistorio se invita a las presidentas y los presidentes de comisiones falleras a convocar el Congreso Fallero, una petición muy reiterada desde el colectivo fallero “para poder elegir qué vinculación quieren –si la quieren- con el Ayuntamiento de València”; por otra, un fallero sin ninguna responsabilidad política dirigirá la Asamblea de Presidentes de ahora en adelante. Será el vicepresidente primero de la Junta Central Fallera (JCF), delegado de sector elegido por los propios presidentes y presidentas de falla”. Para despolitizar el mundo fallero.
Fuset se ha borrado, pero sigue siendo el jefe, vaya o no a las asambleas y plenos. Aquí no se ha despolitizado nada, ni un ápice. Lo que se deja es al mundo fallero plantado. Irónico, ¿no les parece? Fuset deja ‘plantados’ a aquellos que se dedican a ‘plantar’.
Aquí no se ha despolitizado nada. Aquí lo que se ha dejado es a la fiesta en la estacada. Una directiva con un vicepresidente sin capacidad ejecutiva de ningún tipo se enfrenta a los problemas de las fallas en las asambleas. Solos ante el peligro, tanto los falleros como los miembros de la directiva. Y por si eso fuera poco, el reggaetón. Me refiero al ‘dame más gasolina, dame más gasolina’ de entrevistas y declaraciones.
Así que, como por lo que declara en las entrevistas, no parece ser que vuelva el concejal a escuchar al mundo fallero, representado legítimamente por sus presidentes en la Asamblea, propongo un sistema: cajas de pizza para hacer las preguntas. De alguna forma habrá que mantener la comunicación con el presidente de la Junta Central Fallera.
La situación me parece de auténtica traca. El presidente está comunicando o fuera de cobertura, y las necesidades de las Fallas obstaculizadas. Cada vez que hay un tímido atisbo de puente (tender puentes, ese concepto) llega un obús y lo vuela. Y yo no sé ya si es una estrategia política o una continua huida hacia adelante.
Me pregunto qué pensará de todo esto la sectorial, no la actual, sino la ‘sectorial de los sueños rotos’, aquella que pudo ser y no fue. Todos los que creyeron con fuerza en un proyecto muy bonito, como dicen, y que ahora se encuentran en una ‘tierra de nadie’.
Les voy a hablar con el alma herida, en carne viva por ver a la fiesta sufrir como está sufriendo. No nos merecemos esto. El fallero se merece solo lo mejor y esto no es lo mejor para el fallero. Quien es fallero lo sabe. Pero no todos los actores de esta película son falleros.