Escuchar en el hemiciclo del Ayuntamiento de Valencia como el maestro mayor del Gremio de Artistas Falleros de la ciudad vilipendiaba o ninguneaba a todos los profesionales que llevan años luchando y siguen peleando en radio, prensa o televisión, por lograr un espacio donde dignificar y difundir la fiesta fallera y a sus protagonistas, no es plato de buen gusto, eso es evidente, pero les aseguro que no soy rencoroso. A mí nadie me escribe los discursos al dictado, por tanto sigo creyendo como antes en la dignificación del oficio de artista fallero, pero con una pequeña matización respecto a lo escuchado. Yo creo en la Falla como la pieza fundamental de la fiesta fallera, la Falla, señor Espuig, no el artista fallero. El artista fallero es parte imprescindible actualmente, pero no insustituible. La fiesta fallera depende exclusivamente del fallero, que no es el “enemigo” como diría algún ilustre agremiado, es su cliente. El fallero es quien se rompe los cuernos para sacar adelante un presupuesto con el que pagar, mayoritariamente por adelantado y no como en otros sectores, un trabajo encargado a un profesional, esté o no esté agremiado en su colectivo. Y digo profesional porque yo sí creo en los profesionales, no en los piratas de ningún sector, ni en el del suyo ni en el del mío. Creo en profesionales dados de alta y cumpliendo con sus obligaciones legales. Por tanto dejémonos de monsergas y pongamos los pies en el suelo, seamos verdaderamente profesionales, pero sobre todo seamos realistas poniendo todas las cartas boca arriba.
La polémica surgida gracias a la iniciativa del Gremio de Artistas Falleros de Valencia a raíz de la voluntad de explotación sobre los derechos de propiedad intelectual de bocetos de falla, fallas o imágenes de éstas, y al margen de la dudosa legalidad en la que se sostiene la petición, no supone un órdago a los medios de comunicación, quienes publicarán si así lo creen oportuno el material suministrado por las comisiones, supone sencillamente un peligroso precedente. El airear una situación como ésta puede conllevar consecuencias imprevisibles para la fiesta fallera. Las fallas son de los falleros, que las encargan, pagan, y queman. No especulan con ellas, razón esgrimida entre otras para bajar el IVA del 21 al 10% Si destapamos las intenciones lucrativas sobre teóricas propiedades intelectuales, la guerra de los derechos está servida para que todos puedan reclamar. Si quieren cobrar por fotografiar o grabar una falla plantada en suelo público y pagada por los falleros, alquilen la plaza de toros, paguen ustedes su falla, y cobren entrada para ello. Si quieren explotar la autoría de un boceto más allá del precio global del encargo, tengan por lo menos la decencia de registrarlo y tener los derechos de lo dibujado.
Si verdaderamente quieren iniciar esa batalla y ser tan “legalistas”, empiecen por ustedes mismos, renuncien a la subvención de la administración principalmente por la Exposición del Ninot. Los ninots pertenecen a las comisiones, por tanto que los 25.000 € aproximadamente que reciben, recaigan en los legítimos propietarios de las obras expuestas, y devuelvan a las comisiones falleras lo que es suyo.