Particularmente no creo en fechas determinadas para valorar una gestión. Cualquier decisión nos puede gustar o no, entender como correcta u errónea, independientemente si se toma el primer día de asumir una responsabilidad o después de haber pasado tres meses, o lo que se considera a nivel popular como los primeros 100 días de un mandato.
Hace unos días leía estas valoraciones sobre los primeros 100 días de gobierno de diferentes alcaldes. Por una parte nos encontrábamos con quienes decían que podían y habían hecho muchas cosas, y por otra escuchábamos que con además un mes de agosto por el medio, poco o nada se podía mostrar de sus intenciones de gobierno.
En lo concerniente al colecivo fallero tenemos un traje parecido. El equipo de Pere Fuset se ha metido de lleno en el meollo fallero, pero poder valorar su gestión de apenas tres meses es algo complicado. Podemos ver gestos, intenciones, o alguna que otra decisión tomada desde el ente rector o desde las concejalías del consistorio que implican al colectivo. Pero poco más.
En este sentido destacan unas curiosas paradojas dignas de resaltar para quien esto escribe. Por ejemplo, escuchábamos con anterioridad por parte de quien ahora gobierna la falta de diálogo en JCF. Incluso ya en la primera Asamblea de Presidentes, el propio concejal era quien anunciaba su compromiso con el diálogo. Curiosamente una de las primeras medidas del consistorio por parte del concejal Giuseppe Grezzi en su afán por poner a dos ruedas a Valencia, sería sembrar de “aparcabicis” la ciudad sin consulta alguna, incluyendo ubicaciones donde habitualmente suelen plantarse fallas. Conocida es en Ruzafa la “simpatía” de Grezzi por el colectivo fallero, pero no se limita a este barrio. Según pudimos leer en prensa el concejal de Movilidad daría a entender que aparcar en el carril bus fomentaba el consumo del alcohol. Esta concienzuda y espero documentada deducción no quiero pensar se refiriera a los presidentes de falla que aparcan en noche de Asamblea en el carril bus de la calle San Vicente, ni a los funcionarios que aparcan sus vehículos si su turno de trabajo es nocturno.
Más allá de aparentes salidas de tiesto, me congratuló escuchar a nuestro alcalde referirse a la pelota valenciana con la intención de recuperar la calle para su práctica. En Actualidad Fallera hemos hablado de las vicisitudes sufridas por el colectivo fallero, alma máter de la recuperación de la pelota valenciana en el Cap i Casal, a quienes después de recuperarla se le negaron las calles. De paso el Sr. Ribó también pude darse una vuelta por el antiguo cauce del río Turia para comparar la cantidad de trinquetes que disponemos en un espacio tan emblemático para el deporte. Ya se lo digo yo, ninguno.
Pero bueno, como de momento sólo nos dio tiempo a ver gestos, me quedo con aquello que decían en plena campaña electoral de que poco más o menos los falleros callaban por el dinero otorgado de las mal llamadas subvenciones a los monumentos o luces, ya que ahora vemos en el concurso de teatro el logo de la AVL a cambio de una bonita subvención. No hay que ser muy espabilado para pensar que este “gesto” pueda servir también para “comprar voluntades” a quienes quieran practicar su ideología lingüística. Tiempo al tiempo.