Gardel no lo pudo definir mejor, y en el interior de la Concejalía se atisbaba un crepúsculo muy negro de no solventar el tema lumínico, aunque fuera a media luz. La “Comisión consultiva” pactada tras la polémica se debía estrenar. Hablando se entiende, o mejor, se convence a la gente, esa quizás puede ser la conclusión y la virtud del concejal, después de las reuniones de trabajo mantenidas entre sus asesores y él mismo, con diversos representantes del colectivo fallero tras la polémica suscitada por el propio regidor tras el pleno y asamblea del pasado mes de septiembre.
La decisión unilateral por parte del equipo de gobierno, e informada en el pleno y posterior asamblea del pasado mes de septiembre por parte del concejal de Cultura Festiva, a la sazón presidente de Junta Central Fallera, Pere Fuset, donde se anunciaba el recorte de dos puntos en las ayudas que desde el Ayuntamiento de Valencia se conceden a las entidades falleras en materia de iluminación, en beneficio en parte del bautizado como plan “Germanor”, así como las ayudas a los disparos pirotécnicos, generó un malestar evidente entre el colectivo. Se había pasado en pocos meses de un mensaje en el que se entendía que no iban a sufrir ningún recortes las ayudas establecidas hasta la fecha y donde el diálogo sería primordial, a tener sin previo aviso un “donde dije digo, digo Diego” abogando sin hablarlo por un recorte y redistribución que según planteaba el concejal beneficia al fallero.
El recorte de dos puntos porcentuales del 20 % al 18 % en la subvención sobre la iluminación suponía que de mantenerse los números de inversión en esta materia del pasado ejercicio, las arcas municipales se ahorraban unos 22.000 € aproximadamente, mientras que al plan “Germanor” se le dotaba con 50.000 € para música en directo (bandas, y orquestas), y las ayudas a los disparos pirotécnicos con 25.000 €. Por tanto sumadas ambas partidas (75.000 €) y restado los 22.000 de iluminación, el concejal indicaba que el fallero se beneficiaba con un aumento de 53.000 euros en ayudas. Una operación que también podría sumarse de otra manera, 22.000 que nos quitan por un lado y que llegaban a todas las comisiones que voluntariamente por ello apostaban, hasta los 53.000 que dicen que nos llegará ahora por el citado plan, también voluntario, nos da como resultado que aumentan en tan sólo son 31.000 € respecto al pasado ejercicio.
Las quejas por la falta de acuerdo previo no se hicieron esperar, y desde la InterAgrupación de Fallas de Valencia se ponía cerco a la decisión tomada, recriminando al concejal lo que fue santo y seña de su primer discurso, el dialogo. Planteadas las posiciones iniciales con comunicados y adhesiones incluidas, se llegaría a una asamblea con una reunión previa in extremis que apaciguó los ánimos. Hubo incluso retirada de firmas en contra del recorte, y un paso atrás ya que se forzaba al concejal a establecer un dialogo previo, nacía la “Comisión consultiva”. Algo que no sentaría muy bien a algunos presidentes, que lanzaban improperios desde el graderío del hemiciclo, quizás por intereses políticos más que falleros, que de todo hay en este colectivo independientemente del color.
En el periodo de espera ante el ansiado dialogo, una nueva Asamblea de los más “berlanguiana”, sembraba más el desconcierto cuando desconociendo el global de las líneas presupuestarias de Junta Central Fallera, se condicionaba de forma exprés a una votación en la que decidir sobre una parte pírrica del presupuesto del ente festivo, sin contar con la posibilidad de hablarlo previamente con el propio colectivo.
Por fin llegaría el esperado momento, la comisión consultiva o comisión de trabajo, se estrenaba sentando a los distintos sectores del colectivo, donde desgraciadamente y como suele pasar en esto quehaceres, algunos ombligos quisieron sentirse importantes desde el primer instante, divulgando o haciendo de altavoz para otros ombligos, en aquello que sabían de primera mano que había que guardar recato.
Sobre la mesa la postura de la concejalía fue clara, si se aceptaba redistribuir las ayudas en base a los dineros presupuestados (Plan Germanor), se negociaba el calendario para aplicar los dos puntos de recorte en las ayudas a la iluminación por parte del ayuntamiento en 2016, pero ojo, a sabiendas que para 2017 se aplicará un recorte superior. En lugar de hacerlo en dos años como pretendía la concejalía, se haría al segundo, o sea que si en 2016 la ayuda destinada por el Ayuntamiento era finalmente del 20 % y no del 18 sobre facturación, en 2017 el recorte será de 3 a 5 puntos porcentuales, pudiendo reducirse al 15%, cinco puntos menos de la dispuesto hasta la fecha.
Por otra parte teníamos el ya famoso “Plan Germanor” y los aparentes 53.000 euros anunciados de nuevas ayudas para el presente ejercicio. Recordemos que son presupuestos y partidas distintas del presupuesto de JCF como bien se encargo de matizar el propio concejal en la Asamblea de Presidentes.
Fuset lograba que el cuestionado “Plan Germanor” saliera adelante como experiencia piloto para las verbenas de San Juan del ejercicio 2016/2017, y para las fallas de 2016 en ayuda para la contratación de bandas de música según unos parámetros a perfilar, donde según parece se podrán llegar a obtener 300 €. Recordemos que Fuset indicaría en la última Asamblea en el hemiciclo que se podría alcanzar 600 € por un concepto y hasta 100 por otro, en aquel entonces todavía se hablaba de las verbenas de marzo.
Resumiendo, una solución que no difiere en mucho a mi entender de lo presentado en su origen por la concejalía, aunque esta vez pactado con los presentes en las mesas de trabajo, que no con sus representados, pero que logra dejarlos “contentos” por haber sido partícipes del acuerdo. Con la diferencia de que para el presente ejercicio la pirotecnia no tendrá ayudas, el insistir con mantener los dos puntos en la subvención de iluminación a sabiendas de la realidad económica y su futuro, pues no permiten disponer de los 22.000 previsto a distribuir. ¿Quién sale ganando entonces?
Se redistribuyen las ayudas, objetivo primordial de la concejalía, y se deja en manos del consistorio, que no de Junta Central Fallera, más decisiones sobre el dinero de la fiesta fallera. Un detalle que curiosamente no se ha comentado, y que en ese afán de darle mayor potestad al fallero como se decía, quizás hubiera sido más coherente aumentar en la citada cuantía el presupuesto del organismo fallero y que desde allí se distribuyera.
Una entidad a la que según dicen los mentideros, ya que la transparencia nunca fue su fuerte, las cuentas del pasado ejercicio se saldaron con 120.000 euros de superávit, y que si echamos la vista atrás, lo que han perdido las comisiones falleras en los últimos cinco años desde los propios presupuestos de JCF en partidas como premios económicos a la falla, cabalgatas o teatro, podrían rondar una cifra aproximada a 50.000 €.
Por no entrar en que mientras se divagaba si a la mayoría de fallas les tocaba 30 o 40 euros más en luces, se obviaba lo que van a perder las comisiones en el presente ejercicio al negarles la posibilidad de explotar sus propios recursos instalando un menor número de puestos ambulantes, y cuyos beneficios pueden superan con creces lo que podrán obtener este ejercicio y el próximo, sumando todos los conceptos en liza, para esto no hubo ni Comisión consultiva, ni mesa de trabajo, ni “germanor” de ningún tipo.
En conclusión, lo mejor de todo es que aunque tarde, aunque siga sin dejarse tiempo a la consulta con la base, existan por fin reuniones con la concejalía, y que al no abordarse el tema, se sobreentiende o no ¿quién sabe? que las ayudas del 25 % sobre el valor de la falla se seguirán manteniendo para 2017, el tiempo lo dirá.