julio2011Astracanada: acción o comportamiento públicos disparatados y ridículos. Disparate, bufonada, necedad, estupidez. Sinónimos todos ellos con los que se podría describir este sainete político-festivo en el que parece sumida la fiesta fallera.

Los hechos comienzan a hablar por si solos. El bagaje se acumula y las cargas en la maleta comienzan a ser de difícil transporte. Hemos pasado de lucir foto un metro por detrás de las protagonistas a, junto a su escribano, convertir la fiesta fallera en un esperpento mediático a nivel nacional por la denigración pública de la mujer fallera, a pesar del rotundo voto en contra del colectivo fallero, y la opinión mayoritaria de sus máximas representantes.

Todo parece indicar que aquel paso atrás con el que olvidar el paternalismo de antaño tan sólo sería una mera excusa para coger impulso, para con el tiempo, y de un sencillo brinco, plantarse exclusivamente en el centro de aquellas fotografías que pudieran propiciar un rédito político, utilizando las cámaras de facto parapeto, mientras se incumple de forma tácita con las obligaciones laborales de dar la cara frente a sus verdaderos patrones. Vamos, lo que toda la vida se llamó ‘malfaener’.

Un ‘todo por el pueblo, pero sin el pueblo’ propio de aquel despotismo ilustrado del siglo XVIII, aunque esta vez de ilustrado tenga poco.

No teniendo bastante los falleros con aquella proclama de corte machista donde las haya, tuvieron que soportar meses después como de nuevo abrían noticiero, que es lo que parece, hablando de una encuesta que a sus espaldas, con una más que dudosa catadura ética, y de legalidad en entredicho a día de hoy, se convertía de nuevo en noticia. De nuevo el humo, la falacia, y donde una mayoría arrolladora le negaba el derecho a hablar en su nombre, llegaban los bemoles para transformar la opinión de la base en una minoría hostil teledirigida frente al auto proclamado amado líder o caudillo tántrico de la nueva reserva espiritual de occidente.

Pero el felón parece no tener límite, y después de mofarse de la fiesta fallera, de sus representantes, sus comisiones, y ser arrollado por su propio ‘desenxufa’ls!’ llega ahora el ‘TeleFusi dígame’, una nueva atracción fallera de quien se niega a dar la cara en un gesto de cobardía sin parangón, bajo el formato de la Elena Francis de la España de la posguerra. Ejemplo extraño de la nueva política de diálogo y consenso pregonada, la que nos libraría del yugo político de ‘les troletes i mangarrufes’.

Lo que no quedó muy claro es qué se entiende por horario de oficina. Las ocho, las nueve de la mañana, las diez, recordemos que para más de uno primera hora de la mañana es la una…

Y todo ello bajo la atenta mirada, el amparo, o consentimiento, del patriarca de ‘la famiglia’, quien esconde también cual avestruz sesera en el momento que escucha hablar de Fallas, y no toma cartas en el asunto ante esta astracanada fallera.

 

Nota mental: repasar los significados literales de extorsión, amenazas, veto, consejitos, ‘off the record’, hipócrita y cobardía.

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