Comenzó el nuevo ejercicio fallero, el último de la presente legislatura. Penoso tener que juntar ambas palabras, fallero y legislatura, en la misma frase. Pero ésta es la realidad actual, la que se estableció con más fuerza que nunca desde que el actual concejal inició su particular cameo político en el mundo de las Fallas, en busca quizás de otras metas.
Comienza un ejercicio donde la política está y estará más presente que nunca. Donde todos los grupos políticos buscan coger posiciones. Unos, sabedores de que sus horas en el hemiciclo están contadas, intentando salvar los muebles entre soflamas y notas de prensa desde la barrera de la cobardía, porque de denuncias en firme, pocas o ninguna. Otros, subidos a la cresta de la ola de la encuesta más favorable, siguen de foto en foto inaugurando pantanos a la sombra de una burguesía catalana más patriótica y patriarcal que nunca.
En la otra acera, o no, hay quienes se despiertan de un letargo institucional del que reniegan ahora, negando un trienio de complicidad y servilismo sonrojante, mientras ofertan semanas culturales desde la barrera, buscando ganar visibilidad, y cómo no, aunar palmeros que enloquecidos buscan posiciones.
Sin cambiar de acera, aunque sin saber el lugar, tenemos a quien ni está ni se le espera. Por lo menos en materia fallera. Nunca vi tal desapego, desidia o incompetencia. Igual en unos meses nos muestran la piedra Rosetta.
Una estela en la que al parecer tropezaron los actuales amos de la fiesta, y al despertar de golpe en un despacho que ni soñaron, buscaron imponer la teología de la liberación de un yugo pasado al que en días le tomaron cariño.
Pero el tiempo pasa, y los hechos retratan. Las caretas caen, y aunque ahora se busque emular a Marta Sánchez envueltos en la bandera más fallera y plural nunca vista, el pinkwashing más sucio y variado se hace carne.
Aprovechamiento de una condición que a nadie importó nunca, para lucir la galería del victimismo. Proclamas igualitarias frente a normas machistas. Defensa de libertades entre insultos y gritos déspotas negando la voz a quien tiene edad y criterio de sobra para defenderse. ¡Qué bajo se puede caer en defensa de una campaña política de imagen!
Nunca diré que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero recordando la actitud maleducada del concejal, incompatible con la ética de cualquier cargo público, recuerdo la fotografía de Rafa Arjones a la Bellea del Fòc de 1992, Alicia Crevillén, quien puño en alto acudía a la huelga general del 92 a escasos días de comenzar la fiesta de Hogueras de su reinado.
¿Qué nos pasó para este retroceso en manos de presuntos progresistas? O como diría Machado ¿hasta dónde irá el felón con su falsía?
La legislación actual permitiría a los falleros elegir a su presidente sin necesidad de independizarse del Ayuntamiento, liberarlos del yugo político. Sólo hace falta voluntad política, y no la hipócrita letanía de que las fallas serán lo que quieran los falleros. Dejen de ensuciar la fiesta y arrastrar a los falleros a su pocilga de intereses.
Hablando de sucia política y falleros, termino acordándome de un gran fallero y mejor persona. Ánimo Jorge, muchos seguiremos agradeciéndote tu trabajo desinteresado en favor de esta fiesta.