No hay mejor medicina para curar una enfermedad, que el conocimiento y el saber. Y no hay mejor forma de poder mejorar nuestra fiesta, que el fijarse en otras y quedarte con aspectos que puedan mejorarla, con el único objetivo de continuar creciendo.
He tenido la oportunidad, en los pasados días, de tener un mayor conocimiento de otras fiestas de nuestro país, a priori, con mayor repercusión que nuestras fallas, llegando a varias conclusiones.
La primera es evidente, no sabemos vender lo que tenemos y lo que somos. Nuestro potencial es tan sumamente escandaloso, que es completamente inconcebible que nuestra fiesta no sea la referencia festiva no sólo a nivel nacional, también internacional. Da gusto ver como otras fiestas, con un potencial sumamente inferior a la nuestra desde cualquier punto de vista, son mucho más conocidas y tienen más presencia en los medios de comunicación que la nuestra. En fin, es lo que tenemos y tal vez lo que queremos.
Pero volvamos a lo nuestro que es lo que nos interesa. Poco a poco nos adentramos en el mes de junio y la vida sigue igual. De nuevo se nombrará una nueva directiva en Junta Central Fallera, que según las noticias que nos llegan, pocos cambios tendrá. ¿Y para qué se preguntarán? Si todo va a la perfección, para qué vamos a mejorar, para qué vamos a tener nuevas inquietudes, “si somos los mejores bueno y qué…”. Y cuando alguien tiene inquietudes, cuando alguien le apetece proponer cosas nuevas y luchar por lo que se cree, es mejor taparlo, callarlo y por supuesto destinarlo al grupo de los “no adscritos y no bienvenidos”. En fin, la historia se escribe sola.
Llega el mes de junio, como decía, y Alicante será el punto de atención. Todos nos iremos a convivir con nuestra fiesta hermana. Disfrutaremos viendo hogueras, visitaremos Luceros, desfilaremos en la ofrenda y nos quejaremos de los premios una vez conozcamos el veredicto. Por supuesto, que no estaremos de acuerdo, ya lo adelanto, sin darnos cuenta de que Alicante tiene su fiesta, y por tanto su soberanía en las decisiones que tome. Eso es así, guste o no, es más debe ser así.
Y para acabar esta columna, permítanme que envíe un fuerte abrazo a todos los compañeros que formábamos la gran familia de RTVV. La barbarie se consumó. Y el mayor potencial que tenía nuestra radio y televisión pública, que eran sus personas, ya no forman parte de esta entidad. Una empresa que era de todos, una empresa pública gestionada de la peor forma posible que finalmente desaparece en detrimento de nuestra tierra.
Sólo puedo enviar un fuerte abrazo a mis compañeros y transmitir mi solidaridad en estos momentos duros, como trabajador y como valenciano. Como trabajador por compartir el drama actual de buscar una oportunidad laboral en el mundo audiovisual valenciano, que prácticamente ni existe. Y como valenciano, ya que quienes trabajábamos en RTVV sabíamos lo importante que era para nosotros el contar y transmitir las noticias de nuestra Comunidad, nuestra fiestas y nuestras tradiciones. Pero RTVV volverá, y volverá porque #Rtvvfafalta.