Dicen que el viajar enriquece y no hay afirmación más cierta que ésta para darte cuenta de muchas cosas y muchos aspectos, algunos positivos y otros negativos que se puedan trasladar a nuestro día a día. Este año he podido disfrutar de la fiesta más internacional de nuestro país y la más conocida a nivel mundial, San Fermín. A priori, nos podemos quedar en el argumento banal de que cómo puede ser conocida esta fiesta más que nuestras Fallas, pero una vez la vives desde dentro y te das cuenta de cómo trabajan para ello, es evidente que sea mucho más conocida.
Cuando nos enteramos de que los Sanfermines iban a ser retransmitidos por TVE se produjeron reacciones de todo tipo, pero la más común era el porqué San Fermín sí, y las Fallas caían en el más absoluto olvido por parte de la televisión pública nacional.
El esfuerzo realizado por las instituciones públicas navarras en pro de la difusión de su fi esta es un puro ejemplo de hacer las cosas bien hechas. El trabajar codo con codo, con ilusión, entusiasmo, respeto y ser consciente de la importancia de los medios de comunicación como herramienta para potenciar su fi esta está muy presente. Se convierte en una prioridad y al final con esfuerzo y esmero se consigue.
Entonces intentas establecer paralelismos con nuestra realidad, la valenciana. Y te das cuenta que es exactamente lo mismo. Aquí nos cargamos la televisión y radio pública -y hasta algunos están contentos-, allí potencian la suya y miman a todos los que vienen. Aquí nunca se han dado facilidades a los medios de comunicación –excepto a los palmeros-, allí se dan todas las del mundo. Aquí se intentan cargar a los que difieren en opiniones respecto al poder establecido, allí se enriquece y se aprende. Entonces señores, ¿nos seguimos quejando de que la televisión pública española no nos hace caso? Pero si no hemos sabido defender ni nuestra televisión pública…
La realidad es la que es y en muchas ocasiones debemos realizar un ejercicio de autocrítica, que nunca viene mal, y dejar de mirarnos el ombligo ya que en muchas ocasiones, aparte de ser muy poco operativo, de verdad que a veces es hasta ridículo.
Pero llega el mes de julio y nosotros sólo tenemos ojos para las preselecciones de nuestras niñas y señoritas. Por cierto, enhorabuena a todas las preseleccionadas, comienza un sueño que se prolongará hasta el próximo mes de septiembre. Una preselecciones divinas, con una repercusión mediática sin precedentes -en términos de audiencia y calidad-, y con unas redes sociales llenas de fotografías -menos mal-, donde palpas la ilusión de todas las candidatas a formar parte de la élite fallera. A todas ellas mucha suerte, ya que todas merecen ocupar ese trono tan deseado.
Y entre trono y trono, enseguida pasará el tedioso mes de agosto, un mes donde la actividad fallera se paraliza -excepto en las redes sociales, donde podremos ver los selfies del verano- y llegará septiembre cargado de ilusión para afrontar un nuevo ejercicio fallero. Pues lo dicho, nos leemos y escuchamos en este mes. ¡Feliz verano!