Poco a poco pasó el mes de noviembre y aunque parezca que la actividad fallera se paraliza, no deja de ser una visión. Las fallas no paran y muestra de ello es este mes, que aunque parezca intrascendente en el calendario se llena de citas y compromisos que muestran el trabajo constante de los que hacemos la fiesta.
Proclamaciones, presentación de bocetos, exaltaciones, tertulias, conferencias, semanas culturales... Una programación que convierten los casales falleros en verdaderos centros sociales realizando una función ejemplar para mayores y niños.
Entre todos estos actos, destacamos la presentación de los proyectos que la Federación de Fallas de 1ªA plantarán el próximo mes de marzo. De nuevo, tendremos una gran competición donde los ganadores intentarán revalidar su título y los que quedaron por detrás intentarán relevarlos de ese puesto querido y deseado por todos. Para ello se nombrará un jurado, que seguro será criticado en su decisión final. Y es que, lo más fácil que hay es criticar, es gratis, y por lo visto tiene un poder muy reconfortante.
Pero este mes de noviembre ha dado mucho más de sí. La falla Plaza del Pilar ha celebrado su semana cultural con motivo de un aniversario, el que celebra que por primera vez se plantó falla en la plaza hace 150 años. Una efeméride que te hace pensar la gran historia que tiene nuestra fiesta y la importancia que tiene el recordarla y mostrársela a todo el mundo.
Por otro lado, los amigos de Santa María Micaela celebraron otra edición de su premio “Tabalet”. Este año, recae en la figura del artista fallero Vicent Almela. La verdad, que un servidor siente un cariño especial hacia esta comisión y hacia este premio. Y es que cuando te encuentras a personas como los integrantes de esta comisión, que se dedican en cuerpo y alma a la defensa de nuestra cultura y de nuestra fiesta los 365 días del año, es más que lógico que este afecto sea más que patente.
No hay que olvidar el gran trabajo que realizan las Juntas Locales Falleras, inmersas en este mes de noviembre en las exaltaciones de sus Falleras Mayores. Han sido el caso de Alzira, Picaña o Ribarroja. Ilusión es lo que desprenden las máximas representantes de todas las poblaciones en su día grande y esa ilusión siempre se incrementa si a su acto acude la Fallera Mayor o Fallera Mayor Infantil de Valencia. Es fantástico observar el cariño con el que son recibidas las Falleras Mayores de Valencia.
Ahora ya nos adentramos en el mes de diciembre. Un mes donde nos invade el espíritu navideño y en nuestros casales adquiere protagonismo los belenes. Por cierto, en muchas ocasiones verdaderas obras de arte fruto del esfuerzo de los falleros.
Y una vez pasen estas fiestas, comenzaremos la actividad frenética a dos meses vista de ver nuestras fallas plantadas en nuestras plazas. El tiempo pasa volando, y háganme caso, esto es muy cierto. No habremos desmontado el árbol de navidad y ya estaremos en la recta final del ejercicio cumpliendo con nuestro deber de continuar haciendo una de las mejores fiestas del mundo.