Siempre que acaba un año esperas que el siguiente sea mejor, que se cumplan tus sueños, tus ilusiones e inicias el año con el espíritu renovado, con ganas de comerte el mundo y con la esperanza de cumplir los objetivos que siempre te marcas una vez te comes las uvas.
Tenemos por delante un 2015 en el cual se pueden producir cambios grandes en nuestra fiesta. Por un lado, el final de 2014 nos dejó un cambio importante respecto al jurado encargado de juzgar las fallas. En la última asamblea de presidentes se decidió cambiar este sistema que tantos dolores de cabeza y comentarios genera.
Un nuevo sistema, aprobado por nuestros presidentes, que pretende democratizar el sistema de elección de los miembros encargados de valorar los monumentos. Después de una asamblea peculiar, estrambótica y cargada de anécdotas, se llegó a la decisión de un cambio, que esperaremos a que se ejecute para ver si la decisión fue la acertada o no. Lo que está claro es que es un tema que nos preocupa y que encontrar la solución perfecta no es fácil, es por ello que hay que esperar para ver si finalmente la decisión tomada es la correcta.
Se nos presenta por delante, como decía, un 2015 interesante, donde la convocatoria de las elecciones municipales y autonómicas podría provocar un cambio en la gestión de nuestra fiesta después de una larga hegemonía de un partido político que durante 20 años ha sido el encargado de llevar las riendas de nuestra fiesta.
Un cambio que puede llegar o no, pero que seguro afectaría al día a día de una fiesta que quizá debería no depender tanto de la política, pero que hoy por hoy es así. Una convocatoria electoral, en la que después de muchos años existe una gran incógnita de cuál puede ser el resultado. Y es que no me canso de repetir que nuestra fiesta es fiel reflejo de la sociedad y ésta quiere un cambio. Un cambio del sistema, de las formas, del día a día. Una sociedad que ha dicho que hasta aquí hemos llegado y que quizá necesite nuevas líneas directrices en nuestro día a día.
Ni hay que tener miedo a los cambios, ni rechazar todo un camino realizado ni todo lo conseguido. Nuestra fiesta es cada día más grande, el poder de decisión sobre la misma depende de nosotros y eso nunca lo debemos de perder.
Pero antes de esta cita electoral, los falleros volveremos a hacer falla y volveremos a hacer fiesta en nuestras ciudades. Antes de ello, en el mes de marzo volveremos a llenar nuestras calles de arte, cultura, fiesta y alegría. Volveremos a cumplir con nuestra tradición y ser de nuevo parte fundamental del sector económico de nuestra Comunidad. Un año más haremos lo que más nos gusta y quemaremos lo que nos horroriza para empezar de nuevo un camino interminable independientemente de quien nos gobierne.
Volveremos a trabajar codo con codo en nuestras comisiones, con nuestros amigos y familias para plantar falla y cumplir con nuestros deseos. Seguiremos haciendo cultura y defendiendo nuestros valores. ¡Feliz 2015!