Que el veneno fallero lo llevamos en la sangre es un hecho, una realidad. Las cenizas no han llenado nuestras plazas y ya estamos pensando en el ejercicio siguiente. Y esto es así, y no puede ser de otra forma. Nuestra fiesta es tan grande, que no podemos perder ni una semana, ni un día, ni un minuto, ni un segundo.
La actividad fallera ya ha vuelto a nuestras comisiones. Las ganas de empezar de nuevo invaden a todos los falleros que con ilusión empiezan a preparar el nuevo ejercicio olvidando todo lo pasado en el anterior y sacando fuerzas de donde no las hay para cumplir un año mas con el deber de todo fallero, que no es otro que hacer nuestra fiesta más grande.
Una vez renovados los cargos, una vez fichados a los artistas, sólo tienes ganas de que la fiesta empiece de nuevo. Empieza a picarte el gusanillo de saber qué es lo que se va hacer para el nuevo año, que proyecto presentará el artista, cómo se va a desarrollar el día a día de tu comisión, qué nuevos proyectos se pueden realizar. Te sientes motivado y con ganas, deseando el poder ir a tu casal para empezar a trabajar y superar el ejercicio anterior. Ya no valen los enfados, los cabreos que siempre aparecen en la semana fallera. Todo da igual, la falla tiene que seguir, y por supuesto todo tiene que ser mejor que el ejercicio anterior.
Y esto es lo que nos pasa a todos los falleros, lo llevamos en la sangre. Llega el mes de junio y antes del verano ya lo quieres dejar todo preparado, todo listo. La ilusión vuelve, se apodera de ti y quien no la tiene, se la intentas contagiar, quieres hacerle partícipe, porque la ilusión es necesaria, y nunca debe desaparecer.
El trabajo del fallero es totalmente altruista, por devoción hacia nuestra fiesta. No nos llevamos nada a cambio, sólo la satisfacción de contribuir a la mejor fiesta del mundo. Es por este motivo que el tener y fomentar la ilusión es más que necesario, porque si no sería imposible realizar lo que hacemos.
Y como decía, llegará el verano y su mes de julio. Un mes fallero, donde nuestras falleras serán las protagonistas indiscutibles en el proceso de elección para ostentar el mayor cargo de nuestra fiesta, ser Fallera Mayor y Fallera Mayor Infantil de Valencia. Un año más los jardines del río se engalanarán para elegir a las candidatas. Un año más de nervios, risas y cómo no de lágrimas. Un año más donde escucharemos a los doctores en la materia haciendo las quinielas y dando por hecho quienes son las elegidas y quienes no. Escucharemos, por supuesto, las críticas al jurado y por supuesto hablaremos mucho, eso sí, pero mucho, mucho.
Pero finalmente, llegará la Batalla de Flores y todas nuestras candidatas mayores e infantiles lucirán su sonrisa en las carrozas, disfrutando del acto y pensando que el mes de septiembre será el mas importante de sus vidas. Y las no elegidas, después del cabreo inicial, volverán a recuperar la sonrisa y seguir trabajando por nuestra fiesta desde sus comisiones. Y es que, señoras y señores, esto es lo que hay.
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