Llegó el mes de enero y con él, la Asamblea. Una Asamblea en la que podríamos decir que no hizo falta tomarse un lingotazo de valeriana a la finalización de la misma. Y es que llevábamos muchas, exactamente todas, en la que costaba conciliar el sueño cuando llegabas a casa debido al gran estrés de las mismas.
Esta Asamblea de enero será recordada, entre otras cosas, por el levantamiento del veto a la publicación de los versos de Ampar Cabrera. Aunque el informe de la abogacía de la ciudad es negativo al respecto, de forma excepcional y tal como explicó el regidor de Cultura Festiva, los poemas se habían solicitado a la junta directiva anterior y es por ello que se publicarán este año. Argumento que niega la autora de los poemas, Ampar Cabrera, que alega que los responsables de publicaciones de este mismo ejercicio le comunicaron en el mes de julio que los poemas se iban a publicar.
Después de todos los dimes y diretes, lo que queda claro es que los poemas se publicarán este año y que será el último, debido a la excepcionalidad alegada por el concejal. A priori puede ser el último año de lectura de los mismos.
La Asamblea dio poco más de sí, y su duración fue mucha más corta que las restantes, aspecto que agradecería el personal del Palau de la Música. Al igual que los presidentes, parece que ya se han ubicado en el nuevo emplazamiento de las asambleas. No es el caso de la prensa especializa en fallas, que al no tener una ubicación designada en la misma, anda de butaca en butaca como si se tratará del juego de la oca. Creo que desde la delegación de Medios se debería mostrar un poquito de interés para que la prensa pueda realizar su trabajo de la mejor forma posible, delimitando un espacio para poder ejercer el mismo. Es un comentario generalizado entre los compañeros de prensa especializada en fallas y de los medios generalista (Telecinco, Atresmedia, TVE o Valencia Plaza) ¡Ay! Disculpen, estos medios no, que a estas cosas no vienen, aunque en ocasiones reciben la información de una forma misteriosa, inclusive antes de tiempo.
Cambiando de tema, es momento de hablar de la Exposición del Ninot. Cuando estén leyendo esta columna, mucho de ustedes ya la habrán visitado y qué decir, que la verdad se tiene muchas ganas de ver cómo queda. A priori y sin verla, la idea gusta, me gusta mucho que esta exposición se encuentre en uno de los mejores museos de la ciudad. Ahora sólo me queda el expreso deseo de poder ir a verla antes de que me fusilen la misma por las redes sociales.
Ya queda poco. Queda poco para que de nuevo nuestra ciudad se contagie de la magia de nuestra fiesta. Queda poco para que nuestras fallas llenen nuestras plazas, la música invada nuestras calles y la pólvora se haga dueña y señora de nuestros oídos y olfato. Queda muy poco para que nuestra fiesta sea noticia en un año que nos jugamos mucho, quizá todo, para que verdaderamente el mundo conozca de primera mano nuestro trabajo. Señor@s, va de bo!