Enfadado y cabreado. No encuentro otro calificativo a mi estado de ánimo como fallero y valenciano, porque sí, señores, todos los que estábamos en la última Asamblea de presidentes, todos éramos falleros y valencianos. Y que nadie tenga el atrevimiento de repartir carnets de nada y a nadie, hasta ahí podríamos llegar.
Nos encontramos con una asamblea multitudinaria, una asamblea tensa, donde el punto estrella era el de la reprobación a la Junta Directiva de JCF.
Todo empezó con una intervención del presidente de JCF, Pere Fuset. Una intervención donde habló con el corazón, pidió disculpas, asumió futuras responsabilidades en su directiva, reconoció que ciertas cosas no se habían hecho como debía, y dio, como debe ser, la última responsabilidad a la Asamblea para que, en el próximo mes de diciembre, con una votación democrática, elija los versos que deben de estar en el Libro Oficial Fallero. Pero no sirvió de nada. Había muchos intereses por medio, se había trabajado muy bien desde fuera y dentro de las comisiones, desde fuera del mundo fallero, sí o sí, se tenía que producir esta situación. Estaba marcado en la hoja de ruta, no se podía salir del guion. Daba igual todo, daba igual las posibles consecuencias que se podrían generar tanto a la Junta directiva como al mundo fallero.
Se produjo la votación, 134 presidentes votaron a favor de la reprobación y 85 en contra. Enhorabuena a los que consiguieron el objetivo, y lo digo con el corazón en la mano. Cuando se trabaja para conseguir un objetivo, si finalmente se consigue, hay que congratularse y celebrarlo. Aunque sí que es cierto que el número que votó en contra fue elevado evidenciando una asamblea con opiniones muy diferentes, y con una sensación generalizada de rabia, enfado y tristeza. Por primera vez en la historia, se había reprobado a una junta directiva por la publicación de unos versos, porque no le den más vueltas, ese era el verdadero motivo y uno de los principales problemas, que, por lo visto, tiene el mundo fallero.
Una noche triste, que prosiguió con un despertar doloroso para miles de valencianos y también falleros. No podíamos creer lo que las noticias estaban diciendo, Rita Barberá había fallecido de un infarto en Madrid. Son esas noticias que te bloquean, que sientes tristeza quizá por la cercanía que siempre, la que fue alcaldesa de nuestra ciudad, demostró a sus ciudadanos. La que fue presidenta nata de la JCF durante 24 años nos decía adiós, lejos de su querida valencia.
Hoy la quiero recordar como partícipe de nuestra fiesta. Una fiesta que la vivía con la intensidad que la caracterizaba en todas las facetas de su vida. Una persona querida por gran parte del colectivo y que será difícil de olvidar. Nos ha dejado Rita Barberá, nos ha dejado una mujer para la que las Fallas eran el mejor escaparate de la ciudad de la que era alcaldesa, tal vez una de las personas que más veces ha sido representada como ninot de falla y que se alegraba de serlo, le encantaba verse reflejada en las fallas de la ciudad. Descanse en paz Rita Barberá. Descanse en paz, alcaldesa.