Dicen y cuentan que nuestro refranero es muy sabio, y es por ello que dedico uno de sus refranes sea el protagonista en el titular de la columna de este mes, que podría acoger el verdadero sentimiento que tiene el colectivo fallero de la ciudad de Valencia, que no es otro que la necesidad imperiosa de que dejen hacer la fiesta, sin ningún tipo de intromisión totalmente deliberada, y más que con ganas de ayudar, con intenciones nada beneficiosas para la misma.
Acabamos el año deseando la necesidad imperiosa de que las aguas volvieran a su cauce y afrontar este último trimestre, el más importante, con la tranquilidad necesaria para el mejor desarrollo de la fiesta. Pero no ha sido posible.
A destacar, por supuesto, las intenciones del Consell de la Dona, respecto a nuestra fiesta y al tratamiento de la mujer en los diferentes aspectos de la misma. Yo no dudo de la intención, pero lo que sí que ha quedado patente es el gran desconocimiento que se tiene de la fiesta insigne de nuestra tierra, aunque también me pregunto, ¿desconocimiento? o ¿intencionalidad de algo? Voy a quedarme con lo primero, por aquello de ser fiel a mi palabra y buscar entre todos esa tranquilidad necesaria, y para no ser tildado de nada, que todo el mundo tiene mucha imaginación para asignarte calificativos, así porque sí. Y es por ello que me quedo con el desconocimiento: desde los tiempos, el trabajo de nuestros artistas, la esencia y origen de nuestra fiesta, el verdadero papel que juega la mujer en la misma, la realidad social de nuestros casales, y debates que puedan tener pero que están muy alejados de la cotidianidad fallera. ¿Que hay aspectos que mejorar? Seguro, ¿Que puede haber algún caso particular? También, ¿Qué toda medida de mejora es bienvenida? Al cien por cien. Pero por favor, no generalicen y no comuniquen que nuestra fiesta es machista, porque ni es justo ni es cierto. Además el colectivo fallero es un colectivo abierto, encantado de mostrar el trabajo que se realiza y cómo se vive el día a día. Vengan a visitarnos, compartan con nosotros, conozcan nuestra realidad, y luego ya opinen y digan, pero no ataquen. No es bonito, es feo e injusto.
Capítulo aparte, me gustaría acabar esta columna haciendo referencia a la que es nuestra nueva plataforma mediática pública, À Punt. Al igual que la nueva radio pública hizo caso omiso a todas las actividades del #NadalVLC, tengo que decir que, por fin, y después de casi tres meses de emisión, ya han dedicado unos minutos a nuestra fiesta y en especial nuestras máximas representantes. Y lo digo encantado, de corazón, sin ningún tipo de revancha ni nada por el estilo, no soy vengador de nadie ni de nada. Solo quiero que la actual radio, que es la radio de todos, muestre el más mínimo interés por nuestra fiesta, por nuestra gente y por todas las falleros y falleros que la integran. Cierto es que se han olvidado del mayor certamen de teatro amateur de nuestro país, pero oye, poco a poco, pasito a pasito, despacito… uy, creo que esta última palabra no la tendría que haber puesto (nótese ironía musical).