El mal sueño prosigue. Pensábamos que iba a pasar pronto, pero no. Por desgracia la covid-19 llegó para quedarse, por lo menos a medio plazo, y cuando pensábamos que esta pesadilla que se iniciaba en nuestro querido marzo pasaría pronto nos equivocábamos. Ha llegado para quedarse, amargarnos la vida y cambiarla de una forma brutal, con perspectivas poco halagüeñas para el futuro.
La idiosincrasia de la sociedad valenciana y española va unida a nuestras fiestas. Es nuestra forma de vida y puntal básico de la economía de miles de familias que han visto como de la noche a la mañana su estabilidad es más inestable que nunca. Nuestro sector, el festivo, está dañado, muy dañado y necesitará de tiempo y muchas ayudas para salir adelante. Es tarea de todos y todas, de las instituciones públicas, pero principalmente del colectivo fallero, que es el que verdaderamente puede hacer que ese daño sea el menor posible. Tenemos y debemos de arrimar el hombro, aunque en ocasiones no se vean salidas claras, e intentar superar un bache grande, muy grande.
Llega el mes de septiembre y lógicamente va a ser muy diferente al de los últimos años. La Federación de Fallas de Especial ha propuesto celebrar ‘Una festa per a tots’ para reiniciar y poner los motores en marcha. Me alegra este tipo de iniciativas, porque entre otras cosas demuestra ese espíritu fallero de siempre intentar remontar, aunque las circunstancias sean muy negativas. Me encanta este sentimiento, aunque por desgracia vemos difícil su celebración ya que los datos de la pandemia este verano han sido desastrosos, pésimos, y el realizar actividades que pueda generar concentraciones de gente dudo mucho que nos las autoricen. Pero la intención es buena y de agradecer. Necesitamos alguna alegría y sentirnos vivos falleramente hablando. La Marina puede ser un buen espacio, un espacio amplio que permita evitar concentraciones de gente y adoptando todas las medidas sanitarias.
Llega el mes de septiembre y lógicamente va a ser muy diferente al de los últimos años. La Federación de Fallas de Especial ha propuesto celebrar ‘Una festa per a tots’ para reiniciar y poner los motores en marcha. Me alegra este tipo de iniciativas.
He leído muchos comentarios cuando se anunció la noticia de la realización de este evento. La mayoría son negativos, no les voy a engañar. Pero esa negatividad siempre reside en el desconocimiento de la fiesta y de nuestro colectivo. No hacemos esto para estar de fiesta, como dicen la mayoría de los comentarios. No hacemos esto porque solamente pensamos en la fiesta y somos ajenos a todo lo que estamos viviendo. Hacemos esto porque se requiere la necesidad de reactivar de alguna forma nuestra actividad. Se hace cómo decía al principio para sentirnos vivos, que nuestra fiesta siga viva. Claro que somos conscientes de la que está cayendo, claro que estamos preocupados, claro que hemos perdido a seres queridos, claro que hemos perdido trabajos, claro, claro y claro. Da rabia tener que recordar, en ocasiones de forma reiterativa, que somos ciudadanos y ciudadanas. Se realizará si se puede, y si finalmente es así, no tengan duda que será un espacio seguro, muy seguro, salvaguardando la salud de todo el mundo que la visite.
Este verano hemos visto mucha falta de responsabilidad de parte de mucha gente, que ha pasado de las normas establecidas, saltándose a la torera todo lo que se podía saltar. Fiestas multitudinarias, también clandestinas, reuniones de mucha gente sin guardar las distancias de seguridad, sin mascarillas y un gran etcétera que, seguro, que no tengo que recordar, porque se acuerdan perfectamente. ¿Recuerdan algún tipo de fiesta descontrolada en un casal fallero? ¿Recuerdan alguna concentración o acto realizado por parte del colectivo? ¿Les ha llegado alguna imagen de algún grupo de falleros y falleras saltándose alguna medida sanitaria? No, ¿verdad? No lo recuerdan. Es normal, porque no ha habido ni un solo caso.
No ha habido ni una sola denuncia a un casal por hacer algún tipo de reunión. No ha habido ninguna denuncia por montar una fiesta en una falla, ni hemos hecho ningún tipo de previa como en Navarra o en algún pueblo de Andalucía. Y no lo hemos hecho porque el colectivo fallero siempre se ha portado como debe comportarse, por mucho que digan de nosotros y nos recuerden los típicos estereotipos que, por desgracia, nos siguen marcando. La realidad es la que es: de nuevo el colectivo fallero ha demostrado ser prudente, responsable y solidario. Y de vez en cuando vale la pena recordarlo.