¡Manda huevos! Que haya un representante político que “demande” la vuelta al sistema anterior de “selección” de proyectos para la realización de la falla municipal, arguyendo el “fracaso” del nuevo sistema porque sólo se han presentado dos proyectos a la falla grande y tres a la infantil es de premio. Habrá que hacerle memoria de las “grandes virtudes” de aquel, “su” sistema de elección, donde los proyectos ya aparecían prácticamente pre-concedidos, (cuando no “acordados” previamente” con el candidato) antes de pasar por una “pantomima democrática” de elección de los mismos. En la última ocasión que se hizo así, cabe recordar que solo había un proyecto para la falla grande y dos para la infantil. Vaja, vaja, que roïna és la memoria!
Ara mare! Buscar solución a la crisis económica y laboral de nuestros artistas falleros no es un trago fácil. Sobre todo, cuando llevamos tanto tiempo sin hacer nada, dejando que la situación se pudra por si sola y nos lleve a un límite que algunos habíamos denunciado hace tiempo. Vaja, vaja, que roïna és la memoria!
Anem per feina. En primer lugar, nadie debería olvidar que la situación en la que se encuentra el colectivo de artistas y artesanos falleros tiene un primer culpable: el propio colectivo. Este humilde opinador siempre ha mantenido que uno por uno son extraordinarios, pero como colectivo son un desastre colosal. Ni en los tiempos de bonanza económica supieron aprovecharla, ni en los de vacas flacas han sabido leer el futuro. Y de la unidad de acción, mejor ni hablar. Léanse el AF pasado. Vaja, vaja, que roïna és la memoria!
La primera en la front! Ahora demandan que las fallas, por ende, los falleros, les demos soluciones poniendo mínimos para poder plantar falla. De entrada, esto es una auténtica BARBARIDAD. Para plantar falla, mal que algunos les pese, no se necesita ningún “artista”. La falla nace de la voluntad popular, de los falleros, y tan falla es un montón de sillas o sillones cedidos y amontonados en la calle para quemar, que el más delicioso diseño actual convertido en un ordenador en una forma 3D, pasada al material con un robot y pintada con sprays de colores. Solo hace falta leer un poco. Vaja, vaja, que roïna és la memoria.
La segona, que no la última! Otra cosa es afrontar con “valentía” el tema de la clasificación de las fallas, la declaración de las mismas y las subvenciones. Mientras no seamos capaces de acabar con las mentiras en los presupuestos de falla a la baja, a partir de la 1ªA (para situarse en la categoría donde creemos que podemos competir), no acabaremos con la “compresión” de las categorías inferiores en presupuestos irrisorios, cuando no directamente imposibles.
I alla va la tercera i definitiva! Aunque no sea políticamente correcto, hay que poner límites a las subvenciones, aunque parezca “antipopular”. Las subvenciones se dan para mejorar, para crecer, para avanzar… nunca para quedarse como estamos. Nadie pensó en la perversión de las subvenciones a las fallas, ¿o sí? Vaja, vaja, que roïna és la memoria
Continuará.