Quan més sucre més dolç.
Una cullerada. Asistir a las presentaciones de proyectos de las federaciones de fallas, tanto la de sección Especial como la de Primera A, se ha convertido en un peligro para los diabéticos. Es como meterlos en una pastelería o en una tienda de golosinas. Nunca se vio tanta ‘azúcar’ concentrada en tan poco sitio. Lo de proyectos edulcorados se ha quedado corto, ya que suena a línea light y actualmente de light nada, son directamente empalagosos. Quan més sucre més dolç!
Dos cullerades. Si hablas con los ‘protagonistas’, o al menos quien este humilde cascarrabias considera los protagonistas, los artistas, justifican los proyectos presentados con el famoso: “es lo que se pide” o “esto es lo que gana”. Y no les falta razón, la bonicor se ha impuesto en los veredictos de los jurados, profundamente ‘uniformados’ desde su propia composición y procedencia, las comisiones de falla. Elles les tallen, elles se les cusen!
Tres cullerades. Junto a esta bonicor y sus estrictos cánones estéticos, se impone un desmesurado ‘infantilismo’. Una corriente transversal que ha contaminado los proyectos supuestamente adultos, con imágenes extraídas del imaginario infantil, mientras ha trasladado elementos de siempre ‘adultos’ a las infantiles. Como diría aquel: “¡Yo no aguanto este sindiós!”. Te’n faran les criatures, de verdes i de madures!
Quatre cullerades. Por otro lado, cada vez resulta más difícil, cuando no imposible, contemplar proyectos impactantes por su crudeza, su mala leche, o directamente por agredir estéticamente las conciencias de los espectadores. Es difícil encontrar ‘imágenes’ que resulten incómodas, que remuevan conciencias o que dibujen malvadas sonrisas con colmillo. Uns per altres, la casa per agranar.
Cinc cullerades. La tendencia compositiva actual de estas fallas pasa indefectiblemente por la selección de una ‘uniformidad’ estética. Así ahora las fallas van de Venecia, de Hawai, de México, del Mar, de Grecia, de la Revolución Francesa, de los años veinte, etc., convirtiendo las fallas en parques temáticos y tematizados Ni una sola salida de tono les es permitida. Quin avorriment!
Sis cullerades. Continuamos con el proceso de adaptación a la realidad por parte de los artistas falleros. Una adaptación traumática, donde cada día se hacen más innecesarios algunos oficios, como ahora el de los escultores. Sólo con un diseñador con buenos conocimientos de los programas informáticos de 3D y la contratación de un buen pintor suele ser suficiente para ‘ahorrarse’ horas de taller cualificadas. Otro sector nominado para su ‘expulsión’ del Gran Hermano Fallero. Estalviant, estalviant... quebrarem!
I repic... Y mientras celebrábamos esta gran fiesta de ficción, la cruda realidad repicaba en las puertas de varios casales para bajarnos de golpe a la tierra y embargar una vez más el futuro. Ulls que no veuen... ‘caguerà’ que xafes.