Alguien tendrá que decirlo. Teníamos la oportunidad de vivir unas Fallas nuestras, de barrio, sin tener que vivir de la imagen estereotipada de las Fallas de la plaza oficial, del constante y permanente viaje al centro, de los macrofestejos enajenantes, sin identidad. Solo teníamos que compartir las Fallas con los nuestros siguiendo las normas de esta nueva normalidad de ‘decreto ley’. Y sin embargo renunciamos a ellas a cambio de la incertidumbre de repetir los archiconocidos esquemas de las Fallas del ir y venir, de los eternos desplazamientos fuera de nuestras propias demarcaciones para rendir una falsa pleitesía a las autoridades… civiles o eclesiásticas… y todo por los menos…los del fajín y la banda. Llàstima (Actualidad Fallera 354-Julio-Agosto 2020).
Ahora, en octubre, la máxima autoridad sanitaria de nuestra Comunidad hizo públicas sus dudas sobre las próximas Fallas, y los mismos, sí, los mismos que en mayo se rindieron ante los ‘falleros’ y asumieron con silencio y resignación la cancelación definitiva de las Fallas, son los que ahora piden a la consellera de Sanidad que se calle. Pa cagar-se i no torcar-se.
Ahora que ellos saben muy bien lo que es callarse y no levantar la voz cuando la corriente les viene en contra y la corriente son ‘los malditos’. Por eso no tienen vergüenza en mandar que se calle a quien tiene la máxima responsabilidad de la salud de todos los valencianos, y lo hacen escudándose en los más mezquinos argumentos que se pueden esgrimir en tiempos de emergencia sanitaria: los argumentos económicos. Cal tindre poca vergonya.
Ahora sí, alguno de ellos en petit comité, después del aplazamiento, reconocieron que las ‘autoridades’ hicieron todo lo posible, pero que era imposible porque los ‘falleros’ querían unas fallas al uso. Xe sí… a l’ús!!! Encefalograma pla!
Ahora les preguntaría a estos ’líderes de opinión’, autocondecorados y ‘togados’ del fallerío ‘auténtico’, ¿alguno puede asegurar en estos momentos que la situación de la pandemia en Fallas será mejor que la que tuvimos en julio? Y aún más: ¿hacer dentro de cinco meses lo mismo y en las mismas condiciones que hace tres meses atrás podíamos haber hecho será la solución? Ara sí? Vergonya cavallers, vergonya!
Ahora se rasgan las vestiduras porque muchos ’falleros y falleras’ se dan de baja de las comisiones ante la incertidumbre de la celebración de las Fallas. ¿Qué co… es esperaban? Hacer un paréntesis de tres meses era complicado, hacer uno de doce era un suicidio. Parar la maquinaria de las Fallas, ponerlas en standby, cerrar casales, dejar a los ‘falleros y falleras’ LIBRES, sin objetivos ni ‘obligaciones’, sin ‘actividad fallera’, equivale a pegarse un tiro en los pies. Manda huevos.
Ahora este Punyeter Indomable se pregunta: ¿Habrá alguien de todos estos ‘voceros’ capaz de reconocer que se equivocó, que lo hizo mal? Yo, sí. Yo me equivoqué y lo hice mal… confiando en ellos. Mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa.
Ahora no todo está perdido. Y si no que se lo digan a los ‘espabilados’ que siempre saben pescar en aguas turbulentas. Sí, esos que consiguen que les suelten algunos ‘euritos’, les regalen algún acto, les subvencionen el ‘sarao’ de turno o les convoquen premios ‘adaptados’. Més llestos que la tinya!
Ahora, por supuesto que no está todo perdido. Hay falleros que han aprovechado la pandemia para seguir trabajando, adaptándose a las circunstancias, para poder reanudar las actividades y mantener viva la llama de las fallas en su comisión. Pocos, pero ‘haberlos haylos’. Chapeau per ells!
Ahora sí, seguimos, salvo honrosas excepciones, sin una sola idea nueva, fresca o de cambio… Se nos va la fuerza por la boca. Com va dir aquell: “Molt de comboi, però de forment ni un gra”.
I ara posem el compte enrere en marxa... cinc…
NOTA: Este artículo se escribió antes de la nueva declaración del Estado de Alarma (25-10-2020).