Fugim del foc i caiguem en les brasses. Tengo la impresión de que el ‘mundo’ se ha confabulado contra las Fallas. Primero nos envía, perfectamente programada, una pandemia que nos paraliza prácticamente dos años, mermando seriamente la base vital de la fiesta y por tanto sus ingresos. Sobrevivimos a la misma y justo cuando iniciamos la recuperación y miramos hacia adelante, un tronado decide iniciar una guerra de ocupación que dispara los precios de todo, también de los materiales para fallas. Lo que yo digo, el ‘mundo’ es antifallero.
Sentir campanes o tocar a temps? No podemos afirmar ni lo uno ni lo otro, pero los vecinos del sur, els foguerers, han tocado a rebato y han organizado un ‘congreso’ sobre ‘Present i futur de la festa’, que no ha sido otra cosa que evidenciar la mala situación en la que se encuentran las comisiones de fogueres y la necesidad que tienen de apoyo administrativo. Vamos, un SOS en toda regla.
Sense trellat. Y en medio del conflicto, se pusieron en marcha las mesas preparatorias del Congreso Fallero. Y la media de edad de las mismas da pánico. ¿Cómo es posible que los que tienen que vivir en un futuro bajo las normas reglamentarias que emanen de este congreso no estén en las mesas de organización y redacción del mismo? ¿Y cómo es posible que estén todos aquellos que ya han vivido todo bajo las actuales? No tiene sentido.
Sense llum. Y, por si fuera poco, nada, o casi nada, trasciende de la labor que estos ‘grupos’ están haciendo. Porque se supone que algo están haciendo, ¿no? Igual es que se encuentran bajo las mismas condiciones del Consejo de Ministros y han jurado guardar secreto sobre las deliberaciones de la mesa. Al final se convertirán en mesas de ruleta, donde una vez acabada la ronda del ‘hagan juego señores’, viene el ‘no va más’. Entonces la suerte está echada y dependeremos de la ‘bolita’. E la nave va, que diría Fellini.
Per a fer-se-ho mirar. Hablando de juventud. No sé si será solo una sensación íntima de este Punyeter pero la participación de la gente joven en las fallas decae de forma preocupante. Tengo la sensación de que aquellos ‘malalts de falles’ que han dedicado su vida a ‘educar mediante la inmersión fallera’ a sus hijas e hijos, han fracasado. Hemos fracasado. Ha ganado esta sociedad que pone por delante el entretenimiento al compromiso y te lo hace saber con un lacónico: “Tú lo haces porque te gusta”. Me encantaría equivocarme. Requiescat In Pace.
Malalts de ‘titulitis’. Una vez más se demuestra que las cosas hay que pensarlas bien antes de llevarlas a cabo. Día tras día hay más titulados como Técnico Superior Artista Fallero y Construcción de Escenografías. Así es, como también cada día hay menos especialistas profesionales que trabajen en los talleres falleros. La escasez de carpinteros, oficiales, capataces, etcétera complica cada día más la labor de los artistas falleros. ¿Para qué tanto título, si lo que hacía, y hace falta, es una escuela de ‘aprendizaje’ de los diferentes oficios que participan en la elaboración de una falla? ¡Toc, toc! ¿Que hay alguien?