Si en la práctica resulta quimérico averiguar los presupuestos reales en los que se mueven las fallas que se plantan en la ciudad, cualquiera se pone a preguntar los que circulan en poblaciones como Dénia, Gandía, Benicarló, Torrente, Alzira, Sagunto, Carcagente, Burriana y muchos sobreentendidos más por no hacerlo largo.
Es cierto que dentro de la sordina en que se desliza este mercado, no es corriente escuchar a los artistas quejarse, más bien pasan de soslayo por el tema delante de quienes tomamos notas y abundamos en una información que pudiera salir a la luz en cualquier momento.
Siguiendo con elucubraciones gratuitas, cabe pensar que al menos las fallas punteras de estas importantes ciudades no deben hacer sufrir a sus artistas en los cumplimientos de pagos acordados en los contratos, sería como poner en duda la solvencia y seriedad de tan agraciadas comarcas.
Todos los años comprobamos en la misma ciudad de Valencia, pero sobre todo en las comisiones mejor premiadas de nuestros territorios, abundantes refritos de las que fueron recientemente mejores premios en el Cap i Casal, “clonadas” sin reparos en composiciones, pintura y reproducción exacta de sus originales, aunque eso sí, firmadas por otros artistas.
Sin entrar en figuras, complementos y añadidos, el mercado del frangollo sigue siendo explotado pese a la desaparición de la escayola y eso que la Exposición del Ninot nos sigue mostrando todos los años viejos conocidos procedentes de aquellas cartonadas.
Nadie de los que pagamos en origen bocetos, proyectos, grúas, transportes y otros tantos sobreentendidos, nos hemos quejado nunca del usufructo de nuestras inversiones, escotamos religiosamente lo pactado con respeto y rigor.
De un tiempo a esta parte parece ser que en los albores del Gremio de Artistas Falleros de Valencia, circulan impresiones contradictorias respecto de los conceptos que se deberían tener de las comisiones falleras, como si los que sufragamos sus trabajos de nuestros bolsillos fuéramos los peores enemigos en el circo de sus respetables profesiones.
Cabría recordar en especial a los cabecillas y circundantes del Gremio, que JCF y los falleros somos sus clientes de toda la vida y que gracias a nuestras pasiones por la fiesta y por mejorar cada año lo que plantamos, aportamos con nuestro sacrificio dinero a las familias que viven de este honroso trabajo.
Esto como fallero. Como periodista y puesto que también sabemos de algunos comentarios emitidos con una buena dosis de flaqueza, seguramente por no tener valor para dar la cara, habría que valuar quién les conocería con nombres y apellidos de no ser por nuestras constantes coberturas.
Malos vientos corren entre los medios de comunicación especializados. Con el tiempo sabremos quiénes se equivocan.
La próxima vez si viene al caso hablaremos de derechos, propiedades y eruditos, que también se cuecen.