Aquí todos somos doctos en Fallas, pues nos atrevemos a intervenir con todo desahogo en tertulias televisivas, radiofónicas, escribir donde nos dejan y opinar gratuitamente en foros abiertos y semanas culturales. Está muy bien y son acciones que aportan interés, inquietud, relación e intercambio de información entre parroquianos.
Otra cosa son las tendencias en las que cada cual insiste según la corriente de sus intereses personales. Es entonces cuando el sujeto saca a relucir sus argumentos y no se corta en ponderar sus concordancias, deponiendo las virtudes de los demás, sobre todo de aquellos donde por razones obvias sus logros quedan lejos del alcance de sus propios caudales.
Siempre se han tratado con disparidad a las fallas de la sección Especial, epítetos de todos conocidos como “las ricas”, “las adineradas”, “millonarias”, incluso en una ocasión hubo quien llegó a tratarlas de prepotentes con motivo de la ya vetusta polémica del cambio de fechas.
Se les reprocha hasta el que sean las más visitadas y llegó a publicarse que los beneficios que obtienen a través de su federación por instituciones y empresas privadas deberían repartirse entre el colectivo por ingenuos principios de conclusiones insostenibles.
He leído recientemente que las fallas no van a ser “ni todas fallones ni trozos de corcho tirados por el suelo”. Curiosa reflexión sobre las corrientes progresistas que encima algunos medios se empeñan en resaltar.
Tampoco son tan rancias y barrocas como otros tratan de encasillarlas, cada vez van saliendo nuevos artistas y creativos y con una simple observación en el tiempo puede comprobarse el cambio que van experimentando en composiciones, estilos y policromías. En cuanto a ingenio y gracia, es algo que se ha dado en devaluar por sistema especialmente por el gremio de “artista: la comisión”.
Si hacemos un ejercicio de proporciones, equilibrio, mesura y serenidad y ponemos a cada cosa en su sitio, empezando por respetar toda clase de vocaciones, debería aportar cada cual un tranco de la parte que le corresponde.
Que cada excelso valore lo suyo en la medida que se le hinche y que deje tranquilos a los demás, las fallas son plurales y gozan de total libertad de decisión, tan respetables son las que apuestan por la fiesta bullanguera como las que se derivan por otras actividades, pero que procuren no hacer comparaciones ni les busquen quimeras a las que juegan con los recursos que se procuran.
A nadie se le escapa que estamos ante un mercado abierto a todo el que pasa por la puerta. Ya saben lo de los peces, mójense señores, mójense, a lo mejor enganchan algún pez martillo o pez sierra que les sugiere por donde empezar la tarea hasta lograr lo que menoscaban de los inversores.
También es libre lo de invertir por cierto. No tiene por qué estar cuestionado lo de hacerlo en falla, razón de dones.
Liberadas las estrategias para ubicarse por categorías a la carta, sobran las difamaciones. El que no se atreva con la grande, pues con la infantil a Especial.
Como el que prefiere incrementar su tránsito intestinal y se le trata de corrupto, ¿será por descomposición copulativa?