Cuando uno lee estas cosas, el bello se le pone de punta solo de pensar en lo que podría ocurrir en fiestas como la nuestras si un magistrado hiciera caso a esas personas intolerantes. Porque, haberlas, las hay, de hecho existe constancia de ellas a través de continuas denuncias que avalan esa intolerancia y a buen seguro que si se sentara jurisprudencia, se abrría la posibilidad de llegar a tener verdaderos problemas.
No sabemos que puede ocurrir en Tenerife después de las declaraciones de las personas afectadas, lo bien cierto es que si ese mencionado magistrado no reacciona positivamente y antepone las costumbres y raíces de la tierra a esa intransigencia de cuatro insociables, todo podría terminar en tragedia.
Lo que si imagino es lo que podría suponer si esto ocurriera en Valencia con nuestras fiestas josefinas. Un colectivo semejante al nuestro podría poner en “jake” a cualquiera entidad que fuera en contra de nuestras tradiciones, aunque, pensándolo bien, es completamente imposible que eso pudiera llegar a ocurrir con las fallas, sobre todo después de la concienciación de todos los estamentos respecto a la grandeza de nuestra fiesta y las continuas demostraciones en su favor.
Pero eso no quita, y ahí si que estamos de acuerdo, de que se puedan llegar a tomar medidas entorno a quienes abusan de esas concesiones con las faltas reiteradas al respeto en horarios y disparos de tracas en horas muy avanzadas de la madrugada.
Pero eso tan solo es la excepción que confirma la regla y por ello no podemos dejar de pensar que no haya posibilidad de una solución sobre los excesos y que todo el mundo tenga opción de, al menos, unas horas de descanso. Eso si, pero cortar por la raíz debe de resultar hasta impensable.