Otros también se lo llevaron, y el caso es que al final comieron perdices en detrimento de otros, que tampoco estaban para tirar cohetes, pero que se merecían mucho más. Son las cosas de los especiales cuentos de Calleja. ¿Por qué de Calleja? Porque son los cuentos más famosos. ¿O qué se habían pensado?
Hablando de nombres, el primero debe ser, por supuesto, el de Pedro Santaeulalia. Pentacampeón absoluto del mundo, el más listo de la clase y el primero de su promoción. Afortunadamente en su año de barbecho seguramente lo veremos en otras plazas y seguiremos disfrutando.
Joan S. Blanch ha hecho realidad la falla de los sueños de muchos. Rayana en la perfección, maravillosa y una auténtica gozada para los sentidos. Lo dije en su día y lo vuelvo a hacer: Blanch ha realizado su obra maestra. Creo que se podrá esforzar mucho, pero llegar a lo visto este año es improbable. De sueño.
José Lafarga también ha sabido plantear una falla de película. Esmerado trabajo de un artesano que sabía que era su última oportunidad para subirse al carro. No lo desaprovechó el de Cullera, afiló el pincel y bordó una composición agradable a la vista, suelta, bien planteada y que con el coup de main de Alejandro Santaeulalia sentó plaza en Periodista Azatti para el regocijo de sus seguidores, que confiábamos en él, pero que hemos visto colmadas las expectativas con creces.
Llácer es otro nombre bordado con oro y plata. Llevó la alegría a la Gran Vía, en concreto a los falleros de Maestro Gozalbo, que no mojaban un primero desde hacía casi un lustro. Vicente Llácer ha llevado una carrera ascendente muy inteligente, sabe escuchar a los demás y eso se nota, amén de que se rodea de un equipo de primeras espadas en todos los aspectos. Na Jordana ha sido otra muestra de la progresión meteórica de un bregador nato del arte fallero.
Y Almela volvió a ser de oro. Vicente está recogiendo por fin los oropeles de saberse único en su especie y de tener un estilo único. Los jurados se lo están reconociendo y eso es para estar más que contentos. Por cierto, debo agradecer desde aquí tanto a él como a Santa María Micaela ese ninot que representaba a servidor en su "Edat Mediàtica". Maravilloso.
Una de las fallas que más me han impactado ha sido la de Guillermo Rojas en Corregería. ¿Se puede hacer más con menos? Creo que no. Y el resultado es, a todas luces, impecable. Una de las mejores del año, sin duda.
La armada "made in Burriana" sigue cosechando victorias. Al segundo de Sergio Musoles en 1ªA, una más que agradable sorpresa, además de su otro segundo en Islas Canarias-Dama de Elche, hay que unir los primeros de Sergio Edo, impecable en "El Quarantahuit"; Luís Herrero en Poeta Alberola-Totana; Juan Carlos Molés en Cádiz-Los Centelles y Vicente Martínez Aparicio en García Morato-Yecla.
"Pepo" se ha coronado como el acaparador de premios de 2008. José Jarauta se ha alzado con cuatro oros en cuatro distintas secciones mayores, además de dos en infantiles. También reseñables son los triunfos del "nobel", José Luís Pérez Ballester, en la Plaza de la Tenda, y de Vicente Albert en San Marcelino, falla que comienza los preparativos de su 50 Aniversario.
Si pasamos a hablar de las fallas infantiles, mención especial merece la propuesta de José Gallego en Sueca-Literato Azorín. De acuerdo que Gallego ya tiene la experiencia adquirida en un taller tan activo como el de Pere Baenas, y cuenta con el consejo de Andrés Martorell, pero cualquiera diría que lo plantado por el artista en la demarcación de Russafa era su primera fallita infantil. Profundidad, composición, pintura, acabado, distribución, compensación de volúmenes... José Gallego empieza pisando fuerte y todavía queda espectáculo para rato.
El segundo premio de Especial fue otro espectáculo para la vista, todo de la mano de un Miguel Santaeulalia que le tocó bailar con la más fea, es decir, con el "Eureka" de Blanch. Un auténtico duelo de titanes en el que las fallitas no tenían nada que ver la una con la otra. Muy distantes en el tiempo.
En el resto de secciones, reseñar el triunfo un año más de Juan Alberto Navarro en la última, abriendo el capítulo de los artistas alicantinos y cerrándolo un esplendoroso Paco Gisbert, quien de esta forma triunfa por fin, después de varios años de concurso, en la Valencia fallera.
Y habría mucho más que reseñar, pero esto sería más largo que un día sin pan. En resumidas cuentas, pienso sinceramente que hemos asistido a un año de buenas fallas y de alguna que otra decepción. Menos mal que al final todo arde.
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