Ayer Juan Armiñana dimitía y se iba del casal de Nou Campanar, ahora más que nunca Pediatra Jorge Comín-S. Calderona. Armiñana ponía el candado de esta forma a seis años de auténtica locura fallera; más de un lustro de sueños hechos realidad que han convertido a la sección Especial en una espiral de presupuestos millonarios y de sastrecillos valientes que han intentado ganarle la partida al gigante. El resultado son cinco primeros premios en la sección Especial y un segundo premio, el único, el de la sección 1ªA de 2003, en la que la unión de Alejandro Santaeulalia y Agustín Villanueva no pudo con la "mitológica" falla de Manolo Algarra en Ramiro de Maeztu-Humanista Furió.
En la infantil también todo son primeros premios menos en un caso, el de estas Fallas de 2008, donde la obra de Miguel Santaeulalia Serrán se quedaba en el segundo puesto tras la falla de Joan S. Blanch para Exposición. El resto, triunfos de Abel Monteagudo, Miguel Santaeulalia Núñez y Julio Monterrubio.
El mito "Nou Campanar" ha dicho adiós. Y es una despedida, aunque aún haya un proyecto en marcha de la anterior directiva, porque precisamente Armiñana ya no está directamente implicado.
El gran espectáculo mediático de Nou Campanar es -era- un conjunto de muchas cosas entre las que destaca, por encima de otras, la figura del empresario que soñó con plantar fallas míticas, históricas, y que lo logró. Y es que en todos los estratos y aspectos de la vida social se necesita un provocador, un mecenas, un personaje polémico, muy polémico, alguien respetado por muchos y odiado por otros. En definitiva, alguien que no se quede en ese punto en el que la indiferencia corroe a las personas y que brille con luz propia. Y Juan Armiñana aúna todo lo relatado anteriormente.
En el bagaje del empresario quedan las polémicas con el vecindario, la palabra "solar", que inevitablemente ha ido cogida de la mano a los proyectos en los últimos años, la entrada efectiva a la Federación de Fallas de Especial, el intento de asalto al primer premio de iluminación, el impacto registrado en los medios de comunicación de medio mundo, las cifras astronómicas y el punto de mira de muchas críticas, tanto cimentadas y argumentadas como sangrantes e hirientes. De todo, como en botica, es lo que ha habido alrededor del Nou Campanar de Juan Armiñana, pero por encima de cualquier otra cosa lo que ha predominado han sido esos cinco primeros premios de sección Especial y cuatro de sección Especial Infantil.
Ha llovido mucho desde que a principios de los años noventa el empresario comenzara a despuntar como figura dentro del colectivo fallero, pero no tanto desde que "Cuba" se fuera "por los aires", y menos desde que Pedro Santaeulalia hiciera triunfar por quinto año consecutivo a una falla creada ex profeso para sorprender con sus monumentos. Juan Armiñana sabe reinventarse, sabe dar una vuelta de tuerca a la fiesta y adaptarla a su medida. Y por eso volverá, no sé si mañana o pasado, pero volverá.
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Despedida y ¿cierre?
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