Image¿Les cuento un cuento? Me da igual si llueve o sale el sol. Claro está que si hay sol también hay alegría. Y es bonito y me alegro. Pero si llueve tampoco me quita el sueño porque tiene cosas buenas. Como dirían los clásicos, así se limpian los arbellones, preciosa palabra a la que algún día dedicaré toda mi atención. No será hoy cuando lo haga, eso seguro.
De todas formas, el sol da energía y más importante, sale para todos, expresión que se suele utilizar para indicar que todo el mundo tiene derecho a buscarse las habichuelas como pueda, y comérselas o plantarlas, como hizo el del cuento.
A lo que vamos. Que el sol debe salir para todos, y más en esto de las Fallas, pero hay cosas y cosas. En los últimos meses hemos asistido de nuevo a un fenómeno que por lo menos servidor creía ya condenado a desaparecer. Pero ha regresado, como lo hacen las patillas gruesas, los pantalones de campana y las modas más horteras de la historia. Me refiero a los concursos de bocetos.
¿Cuándo vamos a lograr que en las comisiones se deje esta práctica? Si los señores que estamos contratando son artistas, y nosotros, los falleros, somos los "Medici" -como apuntaba mi querido Juanjo García el pasado mes-, los mecenas... ¿Por qué algunos contratan comparando dibujos?
Cada uno en su casa puede, y de hecho debe, hacer lo que quiera, pero yo me revelo ante eso. Contratemos proyectos contrastados, no quimeras ni utopías a dos duros o 12.000 euros. Contratemos con base, sabiendo lo que se quiere y, muy importante, a quien se quiere.
El sol también llega con el reconocimiento profesional de la profesión de artista fallero en el Congreso de los Diputados. Merece la enhorabuena más efusiva y el respeto más profundo al colectivo artesano. Y eso no se logra comparando dibujos en junta general.
Y si hablo de la lluvia tengo que hablar de una persona. De un amigo mío. De mi amigo Alberto. Nunca les he hablado de él porque es uno de tantos, una de las muchas personas que aman y viven la fiesta de las Fallas. Y eso no es excepcional como para que se hable de ello. Pero hoy quiero hacerlo.
Mi amigo Alberto cogió las riendas de su comisión hace seis o siete años. Frisaba la edad de nuestro protagonista con los veintipocos años. Si la bisoñez y la edad del presidente que nos ocupa son ya de por sí problemas considerables, imagínense si la ubicación de la demarcación es lo más parecido a una zona de guerra. Por ejemplo, Cánovas.
Durante siete años Alberto ha llevado adelante una nave con las alegrías y los sinsabores que eso conlleva. Equivocándose, algunas veces mucho, otras poquito. Y acertando, eso siempre, mucho.
En un balance a vuelapluma de sus años presidenciales, podemos decir sin ambages que Alberto logró sanear Cánovas haciendo una revolución social, eliminó las famosas discomóviles de la zona y aunó esfuerzos con el vecindario poniendo alguna que otra pica en Flandes y llevando al mismísimo Controla Club a la zona en plenas Fallas para que realizara una acción de concienciación sobre el exceso con el alcohol. Todo un ejemplo, como muchos que también lo son. También su falla estuvo presente en la pasada Feria de la Primavera en los Viveros.
Alberto ha apostado por el monumento desde la modestia presupuestaria. La falla es su motor, y la lucha por plantar más y mejor catafalco en su demarcación ha sido su bandera y su otra pica; pica que volvió a poner a principios de este ejercicio con dos impresionantes proyectos.
Alberto ama a su falla, como todos amamos a nuestras comisiones. Su preocupación es tan grande que las peticiones de sus falleros son para él dogma de fe. Ahora aquí viene un paréntesis que abre y cierra con la ofrenda de flores.
Alberto, de momento, ya no tendrá que preocuparse tanto por su comisión. Ni por contratar artistas, ni por ser solidario, ni por adecentar la zona. Alberto está inhabilitado -si nada cambia- dos años para poder ejercer de presidente de falla o cualquier otro cargo por incumplir la prohibición de participar en la ofrenda en un horario diferente al que le tocaba, algo que hay que sancionar, por supuesto, pero pienso que con mucha más mesura.
Hoy llueve en mi mundo fallero particular. Y me pone muy triste esta sanción, porque ni siquiera me ha dado tiempo a recordar, antes de ponerme mohíno, que Alberto, además de presidente, es mi amigo.

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