Oiga, y ya nos veremos en septiembre, que para haber sido sólo un año el bendito ha cundido como toda una eternidad. Además, que estoy agotado del dislate festivo y la tontuna que en ocasiones
-casi siempre, y digo casi para dejar una puerta a la esperanza- embadurna esta fiesta tan mía y tan suya como de nadie. Es decir, lo habitual. Así que pongo tierra de por medio y los pies en polvorosa.
Sólo pienso en una mesa de verano; de verano ardiente y calima intensa. Una mesa en un porche o en un avance de caravana donde la exuberancia de la mesa vestida de mediodía sea mi particular Shangri-la, y los vasos con gazpacho avinagrado rebosante de pan, el tinto peleón en maridaje perfecto con la gaseosa El Siglo, las rajas de sandía insurgentes que se amotinan en enormes bandejas y la panoplia estival a base de sahariana, flit y abután o amoníaco para las picaduras de abeja sean los únicos bienes materiales que me importen, dado casi a la reflexión filosófica del "dolce far niente".
Si no les convence este espejismo, pues se compran otro, que para eso la enajenación y la imaginación -palabras que suenan igual pero saben diferente- son libres, como el libre albedrío, del que habría mucho que hablar y al cual cito únicamente como homenaje a "Amanece que no es poco", cult movie a la española que celebra aniversario. Nunca el cine patrio fue tan rematadamente loco y glorioso en su concepción del humor como algo puro, sin mácula. La versión festivo-fallera de la cinta sería para enmarcar, aunque con la que está cayendo en vez de "amanece" la película se llamaría "Se planta, que no es poco".
Digo lo de espejismo porque claro está que ni yo, ni usted, ni Perico el de los palotes va a poder desconectar tan fácilmente del continuo espacio-tiempo fallero. Eso es así y lo sabe hasta el más tonto, que por definición también hace relojes. Lo que quiero decir es que por más que queramos tomarnos un respiro de las Fallas, su propio veneno, el que nos mata de placer desde que somos conscientes de ello, nos sigue dando la vidilla necesaria durante el verano.
Allá en la lontananza se divisan muchas cosas en la bandeja de previsiones. Hace calor. No apetece nada pensar en ellas. Pero lo piensas. Y te recreas una y otra vez. Pues ya la has fastidiado, fallerito de a pie. El descanso se ha dejado para otro día y se inicia el proceso habitual.
Este año llevamos demasiados proyectos. ¿Y qué haremos para la presentación de la fallera mayor? También habrá que elegir fecha para la proclamación... Nene, no te vayas de la orilla, que se te llevará la corriente... ¿Lo de las recompensas se llevó a Junta o no? Y hay que empezar con los anuncios del llibret, que nos pilla el toro. Cari, si vas al chiringuito tráeme un almendrado...
Hablando de toro, ¿y nuestro artista como irá? Espero que bien, porque el pagaré se ha cobrado sin problemas, así que todo supongo que irá bien. ¡Qué narices, muy bien y por necesidad! Que hay fallón y este año ha dicho que va a afinar la maquinaria porque la cosa está muy mala. ¿Y para quién no? Que la crisis está en el aire...
Si buscamos en los actos oficiales y miramos a septiembre, allí encontramos uno de los más deseados, la elección de las cortes de honor y Falleras Mayores de Valencia de 2010. Será entonces cuando nos daremos cuenta de que las vacaciones, definitivamente, se fueron por donde vinieron, y con ellas el descanso fallero. Atrás quedarán en el recuerdo las noches en las discotecas de Ibiza, las mañanas de excursión por la Serra de Mariola, las tardes de siesta a la sombra, los campeonatos de Wii con los amigos, las cenas, los almuerzos kilométricos y, por supuesto, la arena de la playa; aquella arena en la que, presos de la fiebre, apuntamos con una rama los días que quedaban para regresar a la civilización... y volver a la falla.
La moraleja es que por muy lejos que queramos ir, o por muy insistente que sea nuestro deseo de desconectar, el caso es, y se lo digo ya desde aquí, que no lo lograrán. Cuando uno está envenenado de falla sigue estándolo aunque sea en Australia. Y que así sea siempre.
Blog Fallero de las Fallas de Valencia
Que usted lo pase bien
- M. Andrés Zarapico
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