Decían las abuelas que el resfriado se te quitaba sudándolo, y no les faltaba razón. Tazón de café con leche hirviente, aspirina y mantita a cuadros, que parece que da más calor que las de color liso. Sudas la gota bien gorda y parece que la congestión remite. De hecho se va, o por lo menos lo disimula muy bien.
Pues oiga, que la crisis habrá que sudarla para que se nos vaya de encima, o por lo menos empezar a plantearse que la química bien entendida será el camino a la solución. Y hablo de solución moral, de ánimo, de búsqueda de perspectivas halagüeñas ante tanta desesperanza pecuniaria. Porque la situación económica y social por la que atraviesa este país nuestro no se arregla ni con buenas intenciones ni con palmaditas en la espalda. Pero esa es otra historia. Aquí hablamos de fiestas y tradiciones. Otro día, utilizando una expresión coloquial, y nunca mejor dicho, hablaremos del gobierno.
Parafraseando al maestro De la Calzada, "la cosa está mu mala". Pintan bastos en el horizonte, nada lejano por cierto, y comentar lo de los bolsillos vacíos es ya tan tópico y tan cansino que dan ganas hasta de olvidarse de ello. Pero la cosa es similar a tener que estudiar antes de un examen: que no estudies y lo ignores no va solucionar el hecho de que tengas que hacerlo. Así que hagamos el examen, pero además para sacar nota.
Ahora voy y me pongo a aplaudir a nuestros artistas falleros. Y lo hago porque, en mitad de un catarro económico de tres pares de narices -moqueantes y con enjundia-, muchos se han marcado un "aquí estoy yo".
Reflexión escuchada en Una festa per a tots: ¿Será posible que con menos dinero veamos este año mejores proyectos en la calle? La frase no la dijo un anónimo, fue un amigo que sabe lo que se dice. Y yo comparto su cuita. Será bonito eso.
Habrá quien diga de nuevo lo de siempre, la falta de ideas y blablabla; una consideración con la que casi nunca he estado de acuerdo y que ahora, a la "vellea", no voy a comenzar a compartir. En la presentación de proyectos de la Federación de Fallas de Sección Especial vi muchas ideas. Geniales unas y otras que no pasaron de simples, claro. Pero había ideas, y originalidad también. No nos olvidemos que la Especial es la sección más complicada de todo el concurso, no por las cantidades económicas que se manejan, mermadas este año pero todavía millonarias. La complicación estriba en su condición de fenómeno "mainstream", o lo que es lo mismo, fallas de grandes medios y dirigido al gran público. Como una superproducción de Hollywood. Pero al igual que algunas triunfan, otras fracasan. El punto justo y cómo encontrarlo es una virtud. Siempre lo ha sido en esto de las fallas.
Las diez fallas que mostraron sus proyectos en las Atarazanas llevaron ante el mundo fallero veinte muestras de veinte talleres diferentes. Dos decenas de fallas que, sobre papel, prometen emociones en la competición que otros años no hemos tenido, o quizá no con tanta igualdad. Hay gustos y tendencias dispares. Fallas que apuestan de forma evidente por el ingenio y la gracia, mientras que otras dejan paso al preciosismo y el detalle. Los duelos en la cumbre siguen siendo evidentes. Las espadas han sido afiladas y bruñidas con los medios que hay, ni un euro más, pero suficiente para dar espectáculo. Bien por los artistas responsables.
Decía antes que los constipados se curan sudándolos. Por lo visto en este pasado mes, ese catarro económico que sufren las fallas lo vamos a intentar paliar sudando la gota gorda, pero con trabajo, con esfuerzo y con una ilusión que no desaparece en el ánimo de los falleros. Hay que seguir sorprendiendo al mundo con el arte efímero valenciano, y los artistas lo saben. Por lo menos sobre maqueta.
Y es que los paracetamoles ideales para este "maldecap" que nos trae el dinero están hechos de aluminio y tela bordada. Nunca unos premios supieron tan bien como los que se ganen este año.
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