Después de lo visto en este ejercicio 2010, podemos afirmar rotundamente que este ha sido el año de la “descentralización” en cuanto a premios otorgados en luces, presentaciones y monumentos se refiere.
Cayeron los grandes, destacaron los “segundones”- por favor, sin ánimo peyorativo- y esto no sabría decir si es bueno o es malo. Lo bien cierto es que, en líneas generales, los enfados han superado a las alegrías. Y ya no me refiero a primeros y segundos premios. En esas líneas generales, y valorando el sentir popular, este año ha sido bastante atípico.
Vamos por partes. En lo que a luces se refiere, Cuba se ha impuesto a Sueca con un alumbrado asombroso, y eso que Sueca ha echado el resto para presentar una calle impresionante. Lo que teníamos claro, es que el “amigo italiano”, tantos años con Morosoli, no iba a aceptar de buenas maneras ese “defenestramiento”. Y así pasó, puso lo que no está escrito.
En cuanto a presentaciones, Pilar se impuso a un clásico en estos lares como es la falla de Na Jordana. Nada que decir, ya lo dijo el jurado, que sus razones debió tener para puntuar de la forma que lo hizo. Lo bien cierto es que ambos “aproposits” competían en modalidad teatro y no en sala de fiesta, lo que pudo inclinar la balanza. Y todo al margen de la calidad, que de eso debe entender quien les puntuó.
En cuanto a la tercera “desbancada”, Convento se llevó el gato al agua y frenó la racha de Nou Campanar en estos últimos años, monumentalidad aparte. Los que entienden un poco hablan de la calidad en bajos como algo decisivo. Estos mismo aluden a que la calidad de las figuras centrales y sus modelados no coinciden con la que se hizo en los bajos, sustituyendo la brillantez en modelado de las figuras grandes con la línea dada a los otros, que en ningún caso se corresponden. Por el contrario, en Convento sí que se siguió una línea regular en remates y bajos, el estilo era totalmente igual. Repito, es el criterio de los que dicen que entienden, y que, en este caso, creo que tienen razón, aunque no sé si la suficiente como para volcar la balanza a un lado o al otro.
Lo que ya no me tiene tan convencido es el resultado general de lo derivado por los votos otorgados por el jurado. En la tertulia mantenida en Radio9 sobre el particular, sostenía mi criterio sobre que las obras de arte tienen que estar juzgadas por personas cualificadas, y en ello me mantengo. Y me mantengo porque creo que alguien o “alguienes” fallaron en el concepto general. No sé si la mezcla obtenida en este jurado era la correcta, porque el resultado sólo les gustó a ellos, o a unos cuantos de ellos.
Una de las cosas que debería tenerse en cuenta cuando se es nombrado jurado, en este caso de fallas de Especial, ha de ser el que ya no se juzga la clásica falla de remate, contra-remate, etc., etc. , por que el concepto ha cambiado, y hace mucho tiempo. Otra de ellas es que quien vaya a juzgar ha de entender lo que se dice en la falla, y, parece ser, alguno no tenían ni idea, por muy profesionales que fueren. Por último, y por no hacerme pesado, el criterio debe ser algo consensuado previamente entre los miembros, lo que, parece ser, tampoco se hizo. Perdón si me equivoco, porque no estaba allí, pero es lo que se desprende de su actuación.
Cuando ocurre esto, por mucha y buena voluntad que se ponga, sale lo que sale. Y en este caso, y que me perdonen quien se sienta ofendido, no deben haber hecho bien los deberes, no deben tener mucha idea, no deben haber aplicado como “il fou” los correctos criterios, ni deben ser tan “sabios” como debieran, cuando el resultado general no satisfizo al gran público.
Y sigo estando de acuerdo en que los jurados sean mixtos, que allí estén representados los falleros de a pié, los profesionales de artes plásticas y los maestros artesanos que las construyen. Pero eso, sí, que se pongan de acuerdo en el seguimiento de criterios acordes con los tiempo que vivimos. Que durante las visitas se cambien impresiones y se discutan las dudas. A buen seguro que los resultados estarían más acordes que los que se han producido este año. Y repito, sin tratar de ofender, tan sólo hacerles pensar en que lo hay detrás de cada monumento y no en las elucubraciones bohemias de algún/os integrantes.
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