Después de leer las opiniones en los diarios valencianos, uno no tiene más remedio que pronunciarse, porque de lo contrario reventaría. Y es que después de tantos años observando los comportamientos, viviendo las intransigencias o la pasividad de propios y extraños con el colectivo fallero, uno se hace cruces cuando ahora, aprovechando la coyuntura, se permiten aconsejar sobre lo que debe de hacerse con la fiesta, lo de cambiar los días de celebración e incluso programar el día de la cremà.
Sinceramente, no me lo puedo creer, porque, o bien se quieren hacer el “longuis” o bien no saben cómo funciona el colectivo. Pues bien señores, las Fallas es una fiesta propia de los falleros, los que se lo curran durante el año y los que tienen potestad para decidir sobre su funcionamiento y su futuro.
Que se sepa que el colectivo disponen de un Reglamento Fallero, que determina el funcionamiento con todas sus consecuencias, y en él que se dota de una Asamblea de Presidentes, la cual es soberana, y que es en definitiva donde se determinan los posibles cambios, sanciones, perdones, etc. Nada tiene que ver en estas decisiones, ni Junta Central Fallera, ni su presidente, ni la mismísima Presidenta Nata.
No entendemos como se pide ahora un congreso fallero o una consulta popular, o la solicitud de cambios en la indumentaria, cuando las propias falleras lo prefieren así para el mejor lucimiento de sus estampados, o cambiar las fechas de celebración en fin de semana, o las opiniones de la Asociación de Vecinos que tantas trabas ponen a los falleros, o los cambios que se pretenden en la Ofrenda. Nadie que no sea la propia Asamblea, tiene potestad para realizarlos. Otra cosa es proponer a través de JCF, que eso es lícito, pero ésta, repito, debe trasladarlo a los presidentes que son los que tienen el derecho a decidir si, una vez estudiada la propuesta, la aprueban o la rechazan.
En cuanto a la hostelería, claro que estaría muy bien el fin de semana, así sus ingresos serían mayores, pero señores, ¿en algún momento se ha pensado en bonificar adecuadamente a quien hace posible ese aumento de ingresos trayendo el turismo a Valencia?
Si creen que con los 20 o 40 euros que algunos de ellos aportan para los llibrets de la falla del barrio es suficiente, están muy equivocados. El turismo lo traen las Fallas y si quieren beneficiarse de ello, que aporten una parte de esos beneficios suplementarios que ingresan durante la semana fallera.
Concluyendo, nadie, que no sea el colectivo, tiene potestad para cambiar nada en esta fiesta centenaria que es orgullo de falleros y falleras y de todos los valencianos.