De nuevo la rueda de la fortuna se pone en marcha con el sólo fin de encontrar esas dos personas que presidirán las fiestas falleras del ejercicio 2013. Julio es el mes donde el sueño de cientos de jóvenes y niñas empieza a tomar tintes de realidad al enfrentarse a esa primera prueba que dejará en el camino a la gran mayoría de las aspirantes, lo que no deja de ser cruel, porque, entre otras cosas, difícil podría resultar nombrar a las todas las aspirantes y porque para que esto no ocurra se han determinado y aceptado las imprescindibles reglas del juego.
Tras un año de ilusiones representando a su propia falla, las candidatas tienen opción a dar un paso más cara al sueño de la gran mayoría, que no es otro que llegar a Fallera Mayor de Valencia; un paso en el que las opciones dependen de varios conceptos, que una vez analizados, no son ni tantos ni tan claros.
Desgraciadamente el físico, la economía y la edad influyen de una forma determinante, pero a pesar de ello, aquellas que conocen de antemano de estas prioridades no renuncian a esa noche de verano, a esos desfiles y a ese veredicto de un jurado. Porque, entre otras cosas, tienen todo el derecho del mundo.
Pero esos no son los únicos hándicaps a superar. A pesar de que las cosas han cambiado sensiblemente, todavía existen parcelas de poder que ejercen presiones y que ello motiva que algunas candidatas que reúnen los requisitos imprescindibles no lleguen al segundo round. Y eso sí que debe doler.
En los últimos años, los sectores suelen pedir jurados a JCF y con ello evitan las posibles suspicacias de “amaños”. También estos sectores, para dar opciones a las más preparadas, convocan a esos jurados con un poco de más tiempo a fin de dar oportunidad de que las candidatas demuestren sus valores, lo que de alguna forma simplifica la difícil misión.
No quisiera que mi comentario anterior produjera malestar en aquellos sectores que utilizan jurados propios, porque si hay voluntad de hacerlo bien, no importa cómo se haga, pero lo que también es cierto, es que cuanta menos relación exista, menos compromisos se adquieren y las oportunidades se igualan para todas.
Dicho esto, y si las cosas salen sin contratiempo ni controversias, las candidatas elegidas empiezan a soñar un poquito más y al menos se aseguran otra selección y su presencia en actos realmente entrañables como la participación en la Batalla de Flores y la elección de las Cortes de Honor y Falleras Mayores de la Fonteta, que este año se celebrará el día 22 de septiembre.
Hasta ahí todo perfecto, pero ahora llega el momento de la verdad en el que hay que tener muy claro que el resultado de esas opciones que restan se asumen o simplemente han sido sólo una ilusión. Está claro que, de nuevo, la economía tiene un papel importante, por ello, bueno sería que en ese último escalón quedaran muy claras quién quiere o puede y quién no, con lo cual esas candidatas finales se reducirían y los correspondientes jurados tendrían más facilidades, lo mismo que ocurriría con las candidatas que van a por todas.
Ya sé que no es fácil, pero lo que también es cierto es que haríamos un favor a las compañeras y se evitarían así ciertas lamentaciones.
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El sueño de una noche de julio
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