Y es que al PP le crecen los enanos. Desde las desventuras con el Sr. Camps, las de Carlos Fabra en Castellón, hasta el reciente affaire de Blasco, pasando por los líos de NOS, con ese que Telefónica le acaba de renovar contrato de 1.200.000 euros anuales, y que, presuntamente, tanta pasta se ha llevado de la Comunidad, sin olvidarnos del “Que se jodan” de la hija de don Carlos, el de Castellón, hay que ver qué mal lo está pasando el partido en cuestión.
Cuando llegó Alberto Fabra a la Presidencia, todos le augurábamos una difícil trayectoria, porque tenía frente a él, y en su propio partido, muchas voces en contra, algo que hemos podido ver día a día, pero lo cierto es que se confiaba y se confía en él.
Cortapisas, problemas de ERE con la Radiotelevisión Valenciana, y ahora la “metedura de pata” con los falleros. No sabemos quién ha sido el asesor que le ha inducido a dar ese paso sin consultar con el colectivo, pero desde luego que se merece la más alta distinción de inoportuno y desafortunado.
Hace unos meses tuve la oportunidad de entrevistar al Sr. Fabra, el nuestro, y la verdad es que, tanto al compañero Julio Fontan como a mí, nos agradó lo que de él escuchamos. Su intención era estar muy próximo a los falleros, conocer el colectivo e involucrarse en apoyarle incondicionalmente.
Hoy, cuando me he enterado de la desagradable noticia, no daba crédito a lo que mis ojos leían, nada de eso se correspondía con lo que él quería, lo que me lleva a pensar que alguien o “álguienes”, han influido de una forma nada afortunada en esta decisión salomónica.
Sabemos de sus contactos con los presidentes de la especial, como también con los hosteleros, y ello nos lleva a pensar en que esto le ha llevado a un pensamiento que, para nosotros, no es el adecuado.
Claro que esa medida podría ser buena, pero antes de tomarla habría que haber hablando con el resto de las fallas y haber cotejado los datos que por activa y por pasiva maneja el colectivo.
Los falleros son los que hacen la fiesta y los que deben decidir sobre ella, Ellos son los que traen hasta Valencia esa cantidad de turistas y los que sacan de sus hogares a tantas familias en esos días de fallas, las que por otra parte también, por inercia, consumen, lo que significa caja para los diferentes sectores, sobre todo la hostelería, que en esos días, legalmente, eso sí, incrementa sus tarifas, amén de lo que entra por impuestos y derivados a las arcas nacionales e indirectamente y directamente a las municipales.
Y eso es obra de los falleros, amén de lo que son capaces de generar en sus propias comisiones para poder sacar adelante sus presupuestos anuales, por lo tanto ellos deberían decidir cuándo y cómo deben quemar sus monumentos y si es prudente el negociar con esos sectores que se benefician de su fiesta trasladando a fechas más adecuadas para dichos sectores.
La pregunta del millón es qué va a ocurrir ahora. Difícil papeleta, puesto que, por lo que vemos y leemos en foros, por fin los falleros quieren pronunciarse. Y lo van hacer.
Alguien debería reflexionar, porque, entre otras cosas, ya me dirán en qué posición dejan al presidente de JCF y a la propia Alcaldesa de Valencia que han defendido la legitimidad y el derecho del colectivo a decidir por sí mismo. No me puedo ni imaginar la cara de Francisco Lledó en la próxima Asamblea de Presidentes.
Que Dios nos coja confesados.
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