Del 8% al 21% de IVA, mantenerse a flote con la que está cayendo, te cambian por narices el día de tu fiesta y encima dicen que ser fallero es divertido... Hay que establecer diálogo y actuar en consecuencia. A mí lo del cambio del día de la cremà a lunes, si independizo el romanticismo, me puede hasta dar lo mismo, o incluso estar de acuerdo. Por lo que no paso ni pasaré jamás es que me cojan la fiesta y me la deshagan a su antojo desde fuera, más que nada porque gracias a mi cuota, a nuestras cuotas, al dinero que desembolsamos todos los que somos falleros -los tan vilipendiados falleritos de siempre- mantenemos ese paraguas que por lo visto proporciona pingües beneficios y de los cuales no vemos ni uno. Sí, ni uno. La alcaldesa lo dijo muy claro “la fiesta la pagan los falleros, y hay que preguntarles a ellos”.
Al día siguiente del anuncio ya decían desde la Generalitat que se escucharían todas las sensibilidades al respecto de este tema. Que se escucharían. Escuchar está bien, es una práctica que las personas deberían hacer más a menudo. Pero el tema de raíz no es que haya que escuchar a los falleros. Es que se tenía que haber preguntado antes de todo esto. Es que los falleros deberían haber decido lo que sea que se decida al final. Es que, señores míos, los falleros somos los que proporcionamos los ingredientes que hacen dinamizar económicamente la festividad fallera. Es que es nuestro dinero el que se invierte en música, en pólvora, en indumentaria y en fallas. Es que es de nuestros bolsillos de donde sale el dinero.
Me siento desamparado como fallero. Nosotros debatiendo sobre el cambio de día, a favor o en contra, y de repente... ¿Ah, pero que tenéis que opinar? Pero si vosotros sólo hacéis verbenas y quemáis cosas, ¿no? Ahora se han dado cuenta que simplemente preguntando antes de hablar se podrían haber ahorrado muchos problemas.
Al cierre de esta edición se iniciaban las conversaciones, y veremos si con diálogo se llega a una conclusión que satisfaga a las partes. Porque si no la cosa va a estar calentita.
Y ahora hablemos del fin de la fiesta tal y como la conocemos. O el principio del fin. No nos olvidemos que el verdadero problema que va a morder hasta desangrar la fiesta es la subida del IVA. Lo dijo el Gremio muy claro: “Las comisiones, sin duda, no podrán sufragar la subida del IVA, inmersas como están en sus propias dificultades para continuar trabajando por la Fiesta”. Esto es lo verdaderamente preocupante amigos, el incremento de IVA para las fallas, la puntilla a un año cuesta arriba y sin visos de solución a corto plazo. Aquí tampoco sabemos cómo acabará el baile, pero es de suponer que al final nos tocará pagar la entrada más el 21%, como en el cine o en el teatro.
La cosa está muy mala, pero que muy malita. Y no queda otra que ser optimista, porque ser pesimista es lo fácil tal y como está el jardín. A mí ya me sale solo.
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