Hacía tiempo que la expresión me andaba rondando por los impulsos de la mollera, pero otras cuestiones posponían la idea tal vez por más actuales ya que la farándula fallera da para mucho descorche y derrame si se toma con sana ironía.
Todo empezó no hace mucho cuando en una refriega verbal entre grupos de liberados, le soltaron a uno de ellos lo de “guripa” claramente sin ánimo de ofensa ya que la definición de la palabra no tiene porqué desdeñar a nadie.
Y se lo trabó por las asas como si le hubieran tildado de pirata, “pringao” o algo por el estilo, seguramente por ignorancia, ya que por lo explicado allí mismo sólo se pretendía aclarar su condición de “soldado raso”, en relación con su militancia en el escalafón de sus cargos falleros.
Con lo que gratifica perderse en el anonimato, servir y no servirse de la fiesta. Ah, pero he aquí que los personajes de reparto no destacan, hay que testimoniar alcurnia, desdoblar abolengo y “saber estar”, que por cierto cada vez que analizo esta frase la entiendo menos.
Por supuesto que entre los discretos guripas de referencia no embocan los liberados, este sindicato lo tiene todo, aparecen, debaten, llenan las papeleras de conclusiones y seguramente hasta “saben estar”, eso, por estar que no quede.
¿Guripa yo...? Como se arrancó aquel incumbido, pues miren tal vez mejor sí, los galones comportan responsabilidad y por prudencia mejor tropa. ¡Qué historias éstas de los cargos!, como los referentes a los que marca el Reglamento Fallero no se respetan, pues se llenan las páginas de los llibrets de vices y sub/es, puestos ficticios, luego se reclaman recompensas a JCF y los cargos añadidos por designación espontánea no sirven.
Por simple registro
A capazos se reparten todos los años metales preciosos con el colgantillo, pergaminos que, menos mal, no se suelen pinchar en las solapas, no se piden activos, sinergias ni valores, todos pasan sin colador y hasta se buscan artimañas para falsear historiales, lo hicieron incluso miembros del organismo autónomo que fueron sorprendidos y sancionados, pero se intenta todos los años pese a que el sistema resta estimación a las concesiones.
No es cuestión de reparar con los condecorados, todos hemos pasado por ahí sin renunciar y conservamos los testigos, lo que ocurre es que con el tiempo uno se da cuenta del engarce cuando se entera de los miles de colgantillos que se racionan cada ejercicio y acaba por no darle importancia.
Así y todo, frases como ésta hemos oído: “voy a seguir un año más y cuando recoja mi bunyol me doy de baja”.
En cuanto a lo de guripa lo he pensado mejor y me identifico con Chiripa, al menos este famoso de la potra circula como el que más goles mete en el lenguaje de la jarcia futbolera.
Y para goles los que nos ha querido meter TVV reiterándose con el millón de visitantes a las Hogueras de este año. Que digan dónde estaban porque no salen las cuentas, vamos, que en una ciudad que ronda los trescientos mil habitantes no caben y eso que de Valencia fuimos unos cuantos.