Mira que lo he intentado, pero no puedo. Compréndanme y no me lo tengan en cuenta, porque yo soy el primero que no estoy conforme, pero es lo que hay. Quería trufar esta columna de puro optimismo lógico de la fiesta en ciernes que se avecina. Quería, pero como pasa en esta época gris y turbia, querer ya no es poder, y no puedo. No soy optimista, pero seré realista que creo que conviene más en estos tiempos aciagos para la fiesta. Sí, aciagos, porque hay quien lo niega. Hay quien dice que no, que realmente no pasa nada. Pero su necedad les pasará factura, tranquilos.
Los demás decimos para autoconsolarnos que siempre ha habido baches pero que el fallero con ingenio los supera. Oiga, pues el ingenio también se agota. Y la paciencia. Y ya andamos escasos de ambas cosas, pero no faltos del todo.
Como vamos a comenzar la recta final de la fiesta, les recuerdo que el IVA sigue al 21% para la cultura y la Fallas, que los niños de hoy ya nunca sabrán qué es un tro de bac, que temblamos cuando alguien llama a la puerta del casal, que el propio colectivo no se centra en sus verdaderos problemas y que las bajas continúan en las comisiones. La fiesta es el último mono y yo paso de ser razonable y de entender las posturas de todas las partes. Porque nadie entiende nuestras posturas, nadie quiere darnos la mano, y muy pocos, en definitiva, hace valer la importancia de la fiesta de las Fallas en Valencia.
No somos una fiesta más. No lo somos. No nos van a convencer de lo contrario. La fiesta en Valencia penetró hace tiempo otros estratos más allá de la tradición.
La fiesta genera puestos de trabajo, en peligro por culpa de la torpe inoperancia de los que mandan.
Y mientras el que les habla sigue mirando al frente, creyendo en la causa fallera, pensando que hay que luchar y plantarse. Porque plantamos y seguimos sacando la fiesta a la calle. Nosotros, los falleros, los que pagamos las cuotas, los que hacemos la fiesta, los artesanos, los indumentaristas, los músicos, los pirotécnicos. Nosotros hacemos la fiesta y no los demagogos que se limitan a parlotear de ella y no se dejan ni uno. Porque es muy bonito decir que esta fiesta es popular cuando opinas sin aportar. Ahora que me llamen demagogo, pero la fiesta la hacemos los falleros y es para el mundo entero. Pero para los falleros también.
Llega el mes de marzo, y con él la feria, la de los monitos de feria que seremos los falleros. Y lo seremos porque nos mostrarán como una excentricidad del folklore valenciano a la que mola mucho arrimarse en marzo. Que saquen las cámaras los fotógrafos, que toca hacer fotos con falleros, y con falleras, y decir que la mascletà es un espectáculo impresionante. Lo que hacéis los falleros en Valencia es muy grande. Los monumentos son dignos de admiración. Las fallas son muy importantes. ¿Sí? Pues nos están hundiendo, ¿saben? Nos están amargando la fiesta con el IVA, por ejemplo. ¿Le parece grandiosa? Pues fíjese, y todo con las trabas que nos están poniendo.
Como conclusión quiero recordar las palabras del presidente de Santa María Micaela cuando pidió en la asamblea aquello de que, después de lo del IVA, esperaba que los mandatarios que nos ponían los problemas no aparecieran en Fallas por Valencia. Ahí lo dejo, recordado.
Que la fiesta le conceda a cada uno lo que merece, y que lo que merezcamos todos en general sea una fiesta como nos merecemos.
Blog Fallero de las Fallas de Valencia
Somos el último mono
- M. Andrés Zarapico
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