Nada que ver con la falla plantada por Pepe Martínez Mollá en la Plaza del Ayuntamiento el año 1998, ni con la capital de la Isla del Mar Egeo así llamada. Sí, con el contenido de la milenaria figura barroca, con grandes alas y descabezada.
Mala cosa a quien con buenos plumajes para alzar el vuelo se le permita hacerlo habiéndole cortado la cabeza, es como para pensar que podrá estrellarse contra la primera torre de las que tenemos en la ciudad de Valencia. “La ciudad de las cien torres” según señaló en sus escritos el filósofo Miguel de Unamuno. Servidor no las ha contado.
Perder la cabeza además de trágico debe ser de locos – no les cuento lo de las gallinas -, es por eso que en ningún caso debemos dejar de tenerla bien protegida.
Como aquí se escribe de fallas he encontrado la metáfora para aplicarla a la situación de desamparo con que nos encontramos y por ende la merma que supone para las ilusiones, proyectos y realidades que liberamos los falleros.
Pero como de esta guisa nadie se libra, habrá que contemplar con calma el curso de los acontecimientos, adaptarse y esperar tiempos mejores, con la cabeza en su sitio, abiertas las alas que la victoria será cuestión de tiempo.
Nadie nos va a sacar del apuro, nadie va a escuchar los S.O.S. por más que nos desgañitemos, nadie nos va a llenar las arcas así por nuestros méritos adquiridos, todo lo contrario, los que chupan del bote seguirán mamando y los vecinos nos seguirán denunciando.
Hablando de mamoneos, no nos favorece nada la practica de carroñear la información cada vez que aparece una denuncia vecinal contra cualquier contrariedad de algún “casal” fallero. Se plagia la noticia hasta la saciedad, se retuerce, se manipula y se la exprime hasta la última gota. ¡ Que casualidad siempre a pocas semanas del ciclo festivo !.
Hay censadas 889 comisiones de falla, de ellas 509 en las comarcas de la comunidad, otras 13 no censadas, más, locales sociales de comisiones de otras fiestas, asociaciones gastronómicas, deportivas, musicales, jubilados, vecinales... y por una o por tres incidencias que puedan presentarse al cabo del año, no cabe que se les dé tanto “rango” informativo.
De inmediato se crecen los excelsos y aparecen nuevas protestas que por lo general no pasan de una simple visita de los agentes para comprobar que no había motivo.
Todos sabemos quienes integran buena parte de las asociaciones de vecinos/as, quienes son y lo que pretenden, casi todas las comisiones seguimos teniendo que pechar con sus presiones sin rechistar, por que al menor intercambio de palabras se sacan de la manga que les has insultado aunque sea mentira. Cuestión de estilo, dígase por experiencia.
Son obstáculos añadidos a los que nos vienen sorprendiendo desde que otros politiquillos ávidos nos los han impuesto, así que cumplamos con las normas y les tendremos calladitos.
Posiblemente aprovechen su minuto de gloria sátrapas, arribistas, sopla pajas y tunantes, pues que no nos muevan el sonajero. Samotracia sin cabeza se exhibe poderosa en Paris en el Museo del Louvre, nosotros si es preciso la volveremos a quemar en la Plaza Mayor.